La presente obra recoge alrededor de 100 fotografías en blanco y negro de la primera fotógrafa mexicana. Sus imágenes están delicadamente tramadas de ironía y juegos visuales, y presentan en algunos momentos la técnica del collage, con una reinterpretación significativa de objetos y personas. El libro incluye un estudio de Elizabeth Ferrer en el que se transcriben fragmentos de entrevistas con la fotógrafa y sus amistades.