La estatua de sal
Novo, Salvador
ISBN: 9786071605047 | Clave FCE: 012145L
En 1945 Salvador Novo había terminado de escribir su autobiografía clandestina, o mejor, inédita, Estatua de sal en la que se refiere a su vida sexual, cuyo título está motivado por un doble simbolismo: mirar hacia atrás como la más inevitable y costosa de las desobediencias (la curiosidad), y contemplar el paisaje de Sodoma, la depurada por el fuego divino. Novo recrea aquí la insólita niñez provinciana y crea el espejo en el que se mira a sí mismo.
Presentación: | ELECTRONICO |
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Peso | 0.15 kg |
Idioma | ESPAÑOL |
Idioma original | ESPAÑOL |
Editorial | FONDO DE CULTURA ECONÓMICA (FCE) |
Año de edición | 2010 |
Colección | VIDA Y PENSAMIENTO DE MÉXICO |
Área temática | LITERATURA |
Salvador Novo ; pról. de Carlos Monsiváis
La estatua de sal México : FCE, 2008
204 pp. : ilus. , 21 x 14 cm., Colección VIDA Y PENSAMIENTO DE MÉXICO
2. Literatura Mexicana - Siglo XX
Nació en la ciudad de México el 30 de julio de 1904;murió en 1974. Poeta, ensayista, dramaturgo y periodista. Escritor de los más dotados del grupo "Contemporáneos" (1928-1931), siguió una carrera y una evolución muy personales. De los seis a los doce años pasa en Torreón la tormenta revolucionaria, refugiado en las lecturas poéticas e intentando escribir él mismo versos. De nuevo en la capital de la República, cursa la preparatoria e inicia, como la mayoría de sus compañeros, la carrera de derecho, para abandonarla por la profesión literaria. En México Moderno (1920-1922) aparecen sus primeras notas de lecturas; en 1922 la revista Prisma, que publicaba Rafael Lozano en París, incluye un poema de Novo; en 1925 interviene en la preparación de las admirables Lecturas clásicas para niños y realiza antologías, de cuentos mexicanos e hispanoamericanos (1923), de la poesía norteamericana y francesa modernas (1924), y de Lecturas hispanoamericanas (1925). De 1927 a 1928, dirige la revista Ulises con Xavier Villaurrutia, que comienza la labor de modernidad literaria que consumaría la revista Contemporáneos. Tomó parte en la fundación del "Teatro de Ulises" como traductor, director y actor. Impartió en el Conservatorio Nacional la cátedra de historia del teatro (1930-1933). Fue profesor de literatura en la Escuela de Verano de la UNAM y jefe del Departamento Editorial de la Secretaría de Educación Pública. Viajó por América, Europa y Asia. Se dedicó con gran éxito al periodismo en el que , con su notable agilidad y talento, creó estilos y recursos aún en boga. De 1946 a 1952, fue jefe del Departamento de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Este nuevo contacto con el teatro y sus problemas--en los que se había iniciado desde los años del teatro experimental Ulises, que hizo su generación--, animó su gusto por este arte, al que se entregó ( como autor, director y empresario). En 1953 inauguró en Coyoacán su Teatro de la Capilla, que hasta 1957 había estrenado más de una docena de obras, todas dirigidas por él. Dirigió también en otros teatros. En 1956 fue nombrado director de la Escuela de Arte Dramático del INBA. Además de su obra dramática, publicó en folleto Diez lecciones de actuación teatral (1951). Desde 1952 perteneció a la Academia Mexicana de la Lengua. Salvador Novo fue uno de los escritores de mayor cultura y más fino instinto literario de su generación. En sus primeros versos publicados predominaba la nota irónica: XX Poemas (1925). Después su verso fue una línea musical y apasionada, y su ironía se sublimó en una profundidad lírica que a veces coincide con las entonaciones que caracterizan a la mejor poesía de nuestro tiempo. La circunstancia, el humorismo y la desolación, que Novo reconoce como temas constantes de su poesía, lo son también de su prosa. En su libro, Ensayos, hizo a un lado la retórica, y mostró su inclinación por la economía verbal. Más tarde su poesía encontraría, con gran fortuna, el tema amoroso, para dejarnos algunos de los más hondos, sentidos y perdurables poemas. Su enorme cultura y su indiscutible gusto por la crónica, especialmente de su ciudad, le valieron alcanzar el título de "Cronista de la ciudad de México", que dejara vacante Artemio de Valle Arizpe.