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Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V sobre la invasión de Anáhuac. Aclaraciones y rectificaciones, Eulalia Guzmán.

Se encuentra el lector frente al fruto de la investigación de toda una vida. Eulalia Guzmán ofrece, tras la exhaustiva revisión de tantas fuentes estuvieron a su alcance, una visión alternativa, tanto de Cortés en particular, como de la Conquista en general.

He aquí una auténtica edición crítica de las Cartas enviadas por Hernán Cortés a Carlos V de España. El texto fijado de las misivas (primera y segunda, en este volumen) es intervenido y enriquecido por anotaciones de Eulalia Guzmán, las cuales provienen de las más distintas fuentes, que ponen en diálogo, y en muchas ocasiones, en conflicto o incluso contradicción, lo dicho por Cortés.

El prólogo de la autora supone, además, un importante capítulo de historia textual. La autora narra el largo camino para llegar a construir un libro como el presente, y la serie de trabas y excusas contra las que se enfrentó para poder publicar un libro que supuso una ruptura con la imagen en aquel momento hegemónica, de una figura tan importante y controversial como Hernán Cortés. Eulalia no romantiza ni sataniza, simplemente es justa ante las fuentes que analiza, y dibuja una figura lo más objetiva posible de un personaje complejo y de acciones que mucho tienen de reprobables y criminales.

El libro Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V sobre la invasión de Anáhuac. Aclaraciones y rectificaciones por la profesora
Eulalia Guzmán
contaba con una sola edición física, de 1958, hoy de difícil acceso. El inehrm se congratula de poner de nueva cuenta en circulación y al alcance de todos los lectores tan importante trabajo.

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Archivo mexicano. Documentos para la historia de México. Tomo I. “Sumario de la residencia tomada por Nuño de Guzmán a D. Fernando Cortés, Gobernador y Capitán general de la N. E., y a otros gobernadores y oficiales de la misma. Versión paleografiada del original por el Lic. Ignacio López Rayón. (Edición facsimilar)

Entre los manuscritos salvados como por milagro de la destrucción de los años, de las conmociones populares y de la invasión extranjera, se cuenta la residencia tomada a D. Fernando Cortés por Nuño de Guzmán y sus compañeros, y que ahora se publica. Este documento es de la más alta importancia, pues no solo da luz sobre la mayor parte de los acontecimientos de la conquista y del gobierno militar de D. Hernando, sino que, también pinta a éste, dándonos muy curiosos pormenores sobre sus hechos, sobre su conducta y sobre su carácter. Cortés ha tenido apasionados defensores y encarnizados enemigos. Los unos, al escribir su vida, levantaron hasta las nubes lo heroico de sus hazañas, lo relevante de su prendas, y le adornaron con virtudes que no siempre se encuentran en los santos padres de la Iglesia; por el contrario los otros, no encuentran términos bastantes enérgicos para llamarle de ladrón y de asesino, y dando rienda suelta a su encono, le niegan hasta los grandes dotes que se revelan a la simple lectura de la historia de aquellos días.

Tomo I

Ignacio L. Rayón, 1852

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Archivo mexicano. Documentos para la historia de México. Tomo II. “Continuación del Sumario de la residencia tomada por Nuño de Guzmán a D. Fernando Cortés, Gobernador y Capitán general de la N. E., y a otros gobernadores y oficiales de la misma. Versión paleografiada del original por el Lic. Ignacio López Rayón. (Edición facsimilar)

Continuación del sumario…

No se puede, sin embargo, juzgar con toda la exactitud que era de apetecerse, porque el proceso está trunco; existe únicamente la sumaria, es decir, los dichos y deposiciones de los testigos reunidos contra D. Hernando, sin encontrarse nada de los descargos de éste, ni de las pruebas que juntó y produjo para contestar; así es, que está todo el ataque y no la defensa; se mira el anverso y no el reverso de la medalla; y mal puede calificarse una cosa cuando no se le mira atentamente por todos lados.

No es esto asegurar que el documento nada enseña y que se ha de desechar. El fondo de los acontecimientos es verdadero; habiendo prevención contra el acusado los cargos serán exagerados, pero no en todos sus puntos falsos; porque los testigos no inventaban a riesgo de aparecer calumniadores, y muchos hechos son ampliamente conocidos de los que han saludado nuestra historia.

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Proceso de residencia contra Pedro de Alvarado. Notas y noticias biográficas, críticas y arqueológicas por D. José Fernando Ramírez. Versión paleografiada del original por el Lic. Ignacio López Rayón. (Edición facsimilar)

Con el título Papeles inservibles, existió en el Archivo General un legajo que contenía, entre otros documentos, el original de la residencia contra don Pedro de Alvarado. Esa calificación, debida acaso a la ignorancia de su contenido, por falta de inteligencia en la letra, o al deplorable estado a que lo han reducido el trascurso de 318 años y una serie de acontecimientos funestos, era la última expresión que lo borrara del catálogo de nuestros monumentos históricos, si la casualidad no lo pone en mis manos.

Mi primer propósito al verle fue el de tomar una copia, con el doble objeto de ejercitar mis estudios en la paleografía, como lo hice con la residencia, también original, de don Fernando Cortes, y conservarlo entre mis manuscritos con el aprecio que lo hago con otros; pero el empeño, por una parte, de varios amigos que me aconsejaban su publicación, y por la otra la espontánea y generosa oferta del excelentísimo señor don Ignacio Trigueros para costearla, me determinaron a ella, persuadido además de que por este medio habrá menos peligro de que la último mano del tiempo o el extravío de una copia, consumaran su exterminio. Allanado así el principal de los obstáculos que podían detenerme para emprender la impresión, quedaba otro no menos grave, pero que luego quedó allanado por la eficaz interposición del señor don José Fernando Ramírez, que me obtuvo del Supremo Gobierno el permiso de publicar aquel y otros monumentos históricos que, como pertenecientes a la oficina, son justamente reputados una propiedad nacional.

Cual sea el mérito de estos trabajos, el público lo calificará.

                                                                                                                           Ignacio L. Rayón, 1847

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Voces insurgentes. Declaraciones de los caudillos de la Independencia, Raúl González Lezama.

Las declaraciones que componen esta obra han sido tomadas de los diversos procesos judiciales y eclesiásticos que se les iniciaron a los principales caudillos de la revolución de Independencia Mexicana y que, con mayor o menor difusión, han sido publicados con anterioridad por autores como Juan Hernández y Dávalos, Genaro García, Luis González Obregón y, más recientemente, los estudios de Rafael Montejano y Carlos Herrejón.

Buena parte de los pormenores que hoy conocemos sobre el desarrollo de los primeros pasos de nuestro movimiento libertario se la debemos a las propias declaraciones que rindieron sus caudillos ante las autoridades realistas; aquí seleccionamos de las causas judiciales aquellos interrogatorios más significativos y en los cuales los deponentes expresan con mayor claridad la idea que tenían de la Independencia, y las circunstancias y razones que los movieron a participar en la revolución.

Para evitar distorsionar las ideas y sentido de las frases, se han modernizado las palabras que así lo requerían, pero se ha respetado la sintaxis original, tampoco se han corregido aquellos nombres de personas que de forma deliberada —en un intento de protegerlas—, o por confusión de los declarantes o escribanos, fueron reproducidos con errores.

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Memorias de Sebastián Lerdo de Tejada, Adolfo Rogaciano Carrillo.

Sebastián Lerdo de Tejada pasa a la historia de México por muchas razones pero especialmente destacables dos: impulsó que el Congreso mexicano introdujera en la Constitución las Leyes de Reforma y, llevó a cabo la gran reforma constitucional de 1874, que permitió el reequilibrio de poderes al restablecer el Senado de la República, desapareciendo con ello el sistema unicameral que imponía la Constitución de 1857.

Fue presidente de México entre 1872 y 1876, año con el que termina la etapa histórica llamada República Restaurada. Murió a los 66 años y los 12 últimos los vivió en el exilio, en Estados Unidos. Murió en la ciudad de Nueva York el 21 de abril de 1889.

El presente libro que contiene sus “memorias”, fue desde la primera edición calificado de ser un texto apócrifo, sin embargo no negaba que tenía el estilo de textos que hubiere escrito el expresidente y además, se le concedía la posibilidad de haberlas redactado en el exilio. Hacia 1911 quedó claro que el verdadero autor del libro era Adolfo Rogaciano Carrillo, periodista amigo de Lerdo de Tejada y quien compartió con él el exilio. Rogaciano escribió directamente una carta a Juan Sánchez Azcona, secretario particular de Francisco I. Madero, reconociendo por la paternidad del texto.

El lector tiene ante si un libro extraño: es la primera edición en la que aparece completa la obra de Adolfo Rogaciano Carrillo: las Memorias de Sebastián Lerdo de Tejada, publicadas en 1890, y su prólogo, escrito casi cuadro décadas después, en 1926.

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Los reportajes históricos, Ángel Pola (Edición facsimilar)

Ángel Pola Moreno fue un destacado periodista y editor que nació en Chiapa de Corzo, Chiapas, en 1861. Estudió la carrera de abogado en la Ciudad de México, aunque nada lo desvió de su vocación por el periodismo y colaboró en los principales diarios nacionales, El Monitor Republicano, El Siglo xix, El Imparcial y el Diario del Hogar. En 1984 decidió fundar y dirigir El Noticioso, en el cual expresaba su preferencia por el realismo de los escritores franceses de la última parte del siglo xix.

Pola se inscribe en el reportaje histórico como género periodístico interpretativo, integra el concepto de historia a la práctica periodística, estableciendo su complementariedad para el proceso de significación de la realidad. Prefirió relatar los acontecimientos que se presentaban y se distinguió por sus entrevistas. Su labor de compilador es excepcional y en sus antologías se aprecia el pleno conocimiento de los personajes escogidos; para varios de ellos redacta los textos biográficos y, en todos, sus anotaciones son prolijas, veraces, cuidadosas y entendidas.

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La Gran Década Nacional 1857-1867, Tomo I, Miguel Galindo y Galindo, Clásicos del liberalismo. (Edición facsimilar)

El lector tiene en sus manos una obra singular, ya que Miguel Galindo y Galindo fraguó en tres tomos La gran década nacional, o Relación histórica de la Guerra de Reforma, intervención extranjera y gobierno del archiduque Maximiliano, editados por vez primera en los años 1904, 1905 y 1906.

La gran década nacional está dividida en tres etapas sucesivas pero con un carácter diferenciado. El primer tomo contiene el periodo de la Guerra de Reforma, a partir de enero de 1858 hasta su conclusión en enero de 1861, con la decisión transformadora de la legislación reformista y el triunfo del gobierno liberal. El segundo tomo narra las vicisitudes nacionales para enfrentar la intervención francesa, bélica, ambiciosa e injusta; y que concluye hasta el inicio de 1864. Finalmente, Miguel Galindo dedica la última parte de su obra al imperio de Maximiliano y a la lucha patriótica, popular, por la defensa de la independencia mexicana y el orden constitucional.

La realidad permitió a don Miguel Galindo un desarrollo cronológico de tres etapas plenamente distintas; su relato, redactado con claridad y sencillez, mantiene un interés constante, aun en los hechos regionales, y da cuenta objetivamente de esos diez años, de esa época notable en la cual nuestro país creó instituciones equitativas y modernas, mismas que mantuvo victoriosamente ante cualquier enemigo para conservar la integridad nacional.

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La Gran Década Nacional 1857-1867, Tomo II, Miguel Galindo y Galindo, Clásicos del liberalismo. (Edición facsimilar)

Miguel Galindo y Galindo, profesor e historiador poblano, nació en Zacatlán en 1854. Su interés sobre el itinerario de la República lo acercó a colaborar con destacados defensores del orden constitucional y especialmente con dos liberales poblanos: Juan Crisóstomo Bonilla y Juan Nepomuceno Méndez —los dos oriundos de Tetela de Ocampo, Puebla—, quienes lucharon por la libertad de México principalmente ante la intervención francesa, y ambos ocuparon el cargo de gobernador del estado de Puebla. Miguel Galindo participó en la Batalla de Puebla durante la intervención francesa, y aprovechó así su cercanía con los actores de la “gran década nacional” para transitar un camino inusual en las investigaciones del pasado: recoger el testimonio y los recuerdos de los participantes. Así es como pobló sus búsquedas y hallazgos confrontando versiones de muy distinto rumbo pues no desdeñó a ninguno de los participantes.

Galindo tenía el convencimiento de que la historia era el testigo de los tiempos y que permitía además dar vida a la memoria. Afirmó que “en nuestro carácter de historiadores, hemos consignado cierto número de hechos, sin que al hacerlo nos haya guiado otra pasión que la de la imparcialidad”; asimismo agregó: “nuestro deber como narradores ha sido el de señalar, no por inferencias, sino con datos y pruebas perfectamente comprobados, el origen de los acontecimientos”. Por su fidelidad a esta convicción, las afirmaciones que contiene la obra están cimentadas y estructuradas en la documentación relativa, textos que se agregaron íntegramente en la obra y otorgan así el conocimiento veraz al lector.

Otra característica de la obra de Galindo fue la de incorporar opiniones de destacados políticos y periodistas contemporáneos, complementando y enriqueciendo así la comprensión de la intervención francesa en un país independiente. Galindo y Galindo murió en 1910, cuando contaba apenas 56 años de edad.

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Benito Juárez de su puño y letra, Pedro Salmerón, coordinador.

Juárez fue un político que maduró lentamente. Pragmático, eficaz, realista; duro a veces, flexible otras, coherente con su época y consigo mismo. Un hombre que fue cabeza y símbolo de la generación de hombres y mujeres a la que se le debe esta patria.

Estoico y mesurado, marcando —con su sobrio traje negro, su rostro adusto y su oratoria pausada y poco atractiva— la distancia con el precedente intento dictatorial de Santa Anna y con nuestras tradiciones caudillistas y caciquiles, tan dadas al relumbrón y a los excesos. Frente a eso, Juárez impuso la austeridad republicana como estilo personal y de gobierno.

Arribó por primera vez a la capital de la República a sus 40 años y se convirtió en un político de alcance nacional hasta los 49. Juárez se formó lentamente, con una actitud modesta y mediante la observación permanente de los hombres y las cosas.  No fue un hombre de pluma, al menos no como muchos de sus contemporáneos, algunos de los cuales cercanos colaboradores suyos. Sin embargo, sin ser hombre de pluma, Juárez sabía usarla. Sin la retórica de Manuel Payno, Guillermo Prieto o Francisco Zarco, sin su creatividad artística, compartía la pasión y era capaz de dirigirse a la nación entera, a los ilustres y brillantes hombres que entonces formaban el Congreso Nacional, a los legisladores y jueces, al pueblo llano, a los soldados que se preparaban a combatir o que lo habían hecho con honor y bravura, y a cada uno le hablaba en su lenguaje.

En la presente recopilación queremos ofrecer una selección de textos, de puño y letra de Benito Juárez, centrados en cuatro aspectos de su vida pública y privada: el hombre, el defensor de la soberanía, el reformador y el republicano. Dejemos entonces que se exprese la palabra de don Benito Pablo Juárez García, Benemérito de las Américas.

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Testimonios e interpretaciones del Sitio de Puebla 1863. (Protagonistas, testigos y contemporáneos), Raúl González Lezama.

Después de la derrota sufrida frente a Puebla el 5 de mayo de 1862, las fuerzas expedicionarias del general Charles Latrille, conde de Lorencez, se replegaron a Orizaba desde donde esperaron refuerzos.

Un nuevo comandante en jefe fue nombrado por el emperador Napoleón III, el general Elías Forey, quien con un contingente mucho mayor que el de su antecesor se dispuso a lavar la afrenta conquistando la ciudad de Puebla. Después de un sitio que se prolongó por 62 días, del 16 de marzo al 17 de mayo, el ejército intervencionista apoyado por fuerzas conservadoras tomó la ciudad de Puebla guarecida por el Ejército de Oriente bajo las órdenes de Jesús González Ortega y auxiliada por el Ejército del Centro comandado por el general Ignacio Comonfort.

Pese a que el saldo final resultó en la pérdida de Puebla —considerada en esa época la segunda ciudad en importancia de la República y el desmembramiento del ejército republicano, el sitio de 1863 no carece de mérito y gloria para los sitiados ni de orgullo para el resto de los mexicanos de ayer y de hoy.

Con la intención de que sean los participantes directos de este episodio bélico quienes narren su experiencia, hemos dejado de lado la abundante obra historiográfica y elegido para esta breve antología, textos producidos por los propios protagonistas: Jesús González Ortega, Juan de Dios Peza, Ignacio Comonfort, Francisco de Paula Troncoso, Tirso Rafael Córdoba y Tranquilino Cortés, entre otros. Textos en su mayoría escritos al momento en que las acciones se desarrollaban.

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Benito Juárez. Transformar y defender a México, Raúl González Lezama.

Sin duda alguna, el presidente Benito Juárez es el personaje histórico
mexicano más conocido dentro y fuera de nuestras fronteras. No puede ser de otra manera, puesto que su participación fue fundamental en el proceso de consolidación de México como país independiente y soberano. Sus acciones en defensa de la soberanía nacional sirvieron de ejemplo a otras naciones que, en ese mismo momento histórico, padecieron circunstancias similares a la nuestra.
La dignidad y convicción con las que Juárez dirigió la resistencia del pueblo mexicano contra la Intervención Francesa, hicieron que los intelectuales y amantes de la libertad, como Giuseppe Garibaldi, Karl Marx y Victor Hugo, lo colmaran de elogios y los congresos de Colombia y República Dominicana lo nombraran Benemérito de América y lo consideraran digno ejemplo para la juventud.
 

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Justificación de las Leyes de Reforma, Benito Juárez, Melchor Ocampo, Manuel Ruiz y Miguel Lerdo de Tejada.

A mediados del año de 1859, la Guerra de Reforma llegó a un punto crucial, desfavorable para la causa liberal. Las derrotas se acumulaban y el gobierno constitucional del presidente Benito Juárez se hallaba replegado en una de las pocas ciudades que aún permanecían en poder de sus tropas: el puerto de Veracruz. Tras las murallas del puerto jarocho, el gabinete juarista acordó debatir de nuevo el viejo tema que muchas horas y mucha tinta había provocado décadas atrás: la no resuelta querella entre la Iglesia y el Estado.
Benito Juárez y sus principales colaboradores —Melchor Ocampo, Miguel Lerdo de Tejada y Manuel Ruiz— decidieron expedir lo que hoy conocemos como “Leyes de Reforma”, las que establecieron y fijaron los términos políticos y jurídicos de la relación entre la Iglesia y el Estado, aniquilando para siempre el orden de cosas que México heredó de su pasado colonial, para dar paso a un nuevo modelo de organización social en la que la libertad sería el principal valor garantizado a todos por el Estado.
En este documento se relatan las razones y los pareceres que justificaban
tal decisión.

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Ofrenda a la memoria de Emiliano Zapata, Gildardo Magaña, et al.

Zapata no ha muerto, vive en el corazón de los desheredados,
 en el pueblo humilde, en el campesino; 
su ideal perdura,  sus sueños se realizan…
General Benigno Abúndez
Esta Ofrenda a Emiliano Zapata es un libro publicado originalmente en 1938 con motivo del XIX aniversario de la muerte del Caudillo del Sur. Es una compilación de textos de propia pluma de un grupo de supervivientes del zapatismo y algunos intelectuales de izquierda, en el que encontramos textos de Gildardo Magaña, José G. Parres, Enrique González Aparicio, Fortino Ayaquica, Rafael Ramos Pedrueza, Luciano Kubli, Baltasar Dromundo, Ángel Barrios, Benigno Abúndez, Miguel Mendoza L. Schwerdtfeger, Román Badillo, Encarnación Vega Gil, Ramiro Mendoza L. Schwerdtfeger, Carlos Reyes Avilés, Vicente de P. Cano, Justino N. Palomares, Juan Torices Mercado, Reynaldo Lecona, Melchor González, Miguel Hidalgo Salazar, Hermilio González, Rafael Sánchez Escobar, Porfirio Palacios, Carlos Pérez Guerrero y Luis G. Zumaya Jr.
 

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Cómo murió el general Emiliano Zapata, Sabino Domínguez Aguirre.

El general Sabino Domínguez Aguirre, autor del relato que aquí publicamos, inició sus actividades revolucionarias en los primeros meses del año de 1911. Militó en las filas zapatistas durante más de 8 años, llegando a obtener el grado de coronel en el Ejército Libertador del Sur y a ser uno de los hombres de mayor confianza del héroe del agrarismo. Durante los últimos días de marzo y la primera decena de abril de 1919, estuvo con su fuerza formando parte de la gente que acompañó al general Zapata, por lo que se dio cuenta de la abominable traición de Guajardo y de la muerte del caudillo.
                                       Patria, 28 de febrero de 1951.

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Emiliano Zapata. Biografía, Baltasar Dromundo.

Baltasar Dromundo aclara en su dedicatoria de la edición original en 1934 que “El presente libro está dedicado a la nueva generación proletaria de México, con la fe por su radicalismo y su atormentada pureza, con la fe por su más recio concepto de solidaridad de clase, y con la fuerte esperanza de esta vida que llena mi libro, puesta en su sacrificio constante por la revolución social” y, para él, tan elocuente brindis sólo puede significar el ofrecimiento de un “viaje hacia Emiliano Zapata”, una biografía redactada desde la veneración al héroe. La edición está complementada por un apéndice con textos de otros autores, desde un discurso del general Plutarco Elías Calles por el quinto aniversario luctuoso de Zapata, hasta opiniones de otros intelectuales acerca del Caudillo; incluye también la transcripción de corridos y alguna otra información útil para entender la realidad del movimiento agrario en México y su vigencia en la década de los treinta.

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Emiliano Zapata y el agrarismo, t. I, Gildardo Magaña. Colección Gildardo Magaña.

Nacido en Zamora, Michoacán, en 1891, el general Gildardo Magaña se formó en el seminario de Zamora para después seguir estudios comerciales en San Antonio, Texas. Sus inquietudes revolucionarias lo llevaron a apoyar a Madero y, posteriormente, a Emiliano Zapata. Fue firmante del Plan de Ayala y jefe del Estado Mayor del Caudillo del Sur. Representante del movimiento suriano en la Convención de Aguascalientes, fue nombrado gobernador del Distrito Federal durante la ocupación de la capital por las fuerzas revolucionarias. Al ser asesinado Zapata en 1919, Magaña lo sucedió a la cabeza de la revolución agrarista. Pactó con los sonorenses en 1920 y le fue reconocido su grado, con el que se incorporó al Ejército Nacional. Fue gobernador de su estado natal, hasta su muerte, ocurrida en 1939. Depositario del archivo de Zapata, lo utilizó para componer su voluminosa obra Emiliano Zapata y el agrarismo en México. De ella se publicaron dos volúmenes en vida del autor. Los tres restantes, que Magaña tenía proyectados, fueron escritos por Carlos Pérez Guerrero, quien fue seleccionado por el Frente Zapatista para culminar la obra.

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Emiliano Zapata y el agrarismo, t. II, Gildardo Magaña. Colección Gildardo Magaña.

El primer tomo de esta obra describe los encuentros y desencuentros entre Francisco I. Madero y Emiliano Zapata, así como la red de intrigas y mentiras que algunos de los cercanos colaboradores del coahuilense urdieron con el fin de rodear de sombras toda comprensión entre el Jefe de la Revolución y el general suriano. En este segundo tomo, Gildardo Magaña describe los hechos que llevaron a la ruptura entre esos dos personajes, el incremento de las luchas tanto en el norte como en el sur del territorio nacional, los primeros acercamientos entre Francisco Villa y el Zapata, para finalmente cerrar con las maquinaciones de Victoriano Huerta, quien buscaba la caída del gobierno maderista.

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Emiliano Zapata y el agrarismo, t. III, Gildardo Magaña. Colección Gildardo Magaña.

El contenido de este tercer tomo, como el de los dos anteriores, es la narración documentada de la lucha que tuvo que sostener el sur con innegable tenacidad y que, por la enorme reforma social que pedía, recibió los epítetos más enconados; no obstante, al abrirse paso la verdad, a esa lucha se le designó con toda justicia Revolución Agraria. La obra en su conjunto entrega el acervo de documentos auténticos que han sido importantes puntos de apoyo al estudio y la comprensión de la Revolución Mexicana. En este tercer tomo vemos la entrada de Carranza al escenario de la lucha, y seguimos conociendo, por medio de fuentes de primera mano, las intrigas de Victoriano Huerta para hacerse del control del país, así como la lucha de los revolucionarios zapatistas en contra de estos intentos.

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Emiliano Zapata y el agrarismo, t. IV, Gildardo Magaña. Colección Gildardo Magaña.

El cuarto tomo versa sobre las luchas revolucionarias en el norte del país: Sonora, Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, a más de seguir describiendo los enfrentamientos en el sur contra Carranza y la influencia del zapatismo en estados como Jalisco y Michoacán. Trata también acerca de la ocupación norteamericana del puerto de Veracruz y de la renuncia y caída de Victoriano Huerta. Mención aparte merece el capítulo XIII que expone insólitos proyectos, distintos al Plan de Ayala, para la solución del problema agrario del país, algunos de ellos propuestos por civiles como Atenor Salas o Conrado Guati Rojo.

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Emiliano Zapata y el agrarismo, t. V, Gildardo Magaña. Colección Gildardo Magaña.

La conclusión de la magna obra de Gildardo Magaña sólo puede resumirse con sus palabras e intenciones: 
Estas páginas, llenas de sinceridad y de verdad, impregnadas de nuestra profunda convicción nacida al calor de la penosa y larga lucha en defensa de la causa zapatista, no tienen la pretensión de ser una obra histórica. Son únicamente relatos sencillos de algunos hechos de la Revolución Agraria.
Hablamos en plural porque somos varias las personas que hemos hilvanado estas páginas; con el suscrito han colaborado con todo entusiasmo el coronel Carlos Reyes Avilés, en un principio, y el profesor Carlos Pérez Guerrero, después.
Dedicamos con todo cariño este modesto esfuerzo nuestro a todos los precursores de la Revolución; a los ignorados y obscuros luchadores muertos heroicamente en la contienda; a los honrados paladines que contendieron a la sombra de las banderas del magonismo, del maderismo, del zapatismo, del constitucionalismo, del villismo, facciones que, con sus errores y sus aciertos, con sus prestigios y con sus glorias, pueden conceptuarse como genuinas representativas del anhelo popular.
                                                                                                                            Gildardo Magaña

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Cartones zapatistas, Carlos Reyes Avilés.

“Año tras año, después de aquel en que la infame tragedia de Chinameca arrebatara la vida al Caudillo, un grupo de revolucionarios que tuvimos el honor de militar subordinados a Emiliano Zapata nos unimos en este día a los campesinos surianos, con quienes nos ligan viejos lazos de cofraternidad y adhesión, que estrecharon las vicisitudes de la lucha para rendir justo homenaje a la memoria del jefe. 
Hacer extensivo ese homenaje que merecidamente va con el tiempo tomando caracteres de homenaje nacional a los principales hombres del zapatismo, es el objeto único de la publicación de estas páginas...”.
                                                                                       Carlos Reyes Avilés 10 de abril de 1928

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Zapata, su pueblo y sus hijos, Mario Gill.

Anenecuilco ha librado muchas batallas a lo largo del tiempo: contra los conquistadores aztecas; contra los conquistadores españoles; contra los encomenderos y las órdenes religiosas; contra los señores feudales del Porfiriato y contra los políticos “revolucionarios” del México contemporáneo. El pueblo sufre estoicamente y acata su destino inmutable. Pero no se rinde. Es extraordinario cómo ha sabido defender y conservar su unidad, su carácter, sus tradiciones y la conciencia de sus derechos centenarios. Su raíz indígena, demasiado honda en la tierra, lo hace inconmovible. Su esperanza de alcanzar algún día la justicia se apoya en siete siglos de lucha y sufrimiento.
Y para ellos, el zapatismo no es una bandera de ayer, ni siquiera de hoy; es la bandera de mañana. 
Y siguen esperando el regreso de Zapata.

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El Plan de Ayala. Sus orígenes y su promulgación, Porfirio Palacios.

La causa por que luchamos, los principios e ideales que defendemos, son ya bien conocidos de nuestros compatriotas, puesto que en su mayoría se han agrupado en torno de esta bandera de redención, de este lábaro santo del derecho, bautizado con el sencillo nombre de Plan de Villa de Ayala. Allí están contenidas las más justas aspiraciones del pueblo, planteadas las más imperiosas necesidades sociales, propuestas las más importantes reformas económicas y políticas, sin cuya implantación, el país rodaría inevitablemente al abismo, hundiéndose en el caos de la ignorancia, de la miseria y de la esclavitud.
Campamento Revolucionario
en Morelos, 20 de octubre de 1913.
El General en Jefe del Ejército
Libertador del Sur y Centro, Emiliano Zapata.

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La revolución agraria del sur y Emiliano Zapata, su caudillo, Antonio Díaz Soto y Gama.

Hace poco más de media centuria que La revolución agraria del sur y Emiliano Zapata, su caudillo, salió a la luz por primera vez, bajo la edición de su propio autor, el reconocido zapatista Antonio Díaz Soto y Gama. Desde entonces, el libro se convirtió en una obra de consulta obligada para aquellos que se dejan seducir por la figura del hombre de Anenecuilco; es una  especie de “obra de transición” entre la historia testimonial de los que hicieron y participaron en la Revolución y la historia académica que empezó a despuntar en los años sesenta del siglo xx, bajo su interpretación revisionista.
De esta manera, al Antonio Díaz Soto y Gama agobado, revolucionario, periodista y tribuno, se le debe reconocer también como historiador, cuya obra —y no podía ser de otra manera, atendiendo su personalidad— seguirá generando polémica, sembrando nuevas dudas e iniciando a muchos en el culto al gran caudillo agrarista Emiliano Zapata.

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Zapatismo, origen e historia, varios autores. Foro INEHRM “Zapatismo, origen e historia”.

El 28 de noviembre de 1911, Emiliano Zapata publicó el documento que daría sustento al movimiento encabezado por él, originado en el estado de Morelos. En 2002, frente al nonagésimo primer aniversario del Plan de Ayala, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, en un afán de rescate y conmemoración, realizó el foro “Zapatismo: origen e historia”, en el cual, durante tres días, se reunió un grupo de especialistas provenientes de disciplinas y ángulos analíticos diversos, quienes ampliaron la visión histórica de los aspectos que dieron origen y evolución al movimiento. Esta iniciativa no sólo quedó adscrita al foro, sino que, en consecución con la labor editorial del instituto, se convirtió en una publicación que vio la luz en 2009. Ese libro, que ahora reeditamos, es resultado de la reflexión de 20 académicos cuyos ensayos abarcan un periodo que va de 1910 a 1920; cada autor seleccionó un tema de estudio, considerando las múltiples posturas que existen, de acuerdo con los distintos actores participantes en el movimiento y, aunque dichas visiones son de naturaleza muy divergente, prevalecen algunas constantes como la influencia de los sucesos precedentes a la manifestación del conflicto, la confrontación militar entre los grupos sociales, así como la inevitable naturaleza destructiva del enfrentamiento, álgido síntoma del incontenible proceso de cambio.

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Emiliano Zapata. Antología, Laura Espejel, Alicia Olivera y Salvador Rueda Smithers.

La presente antología ofrece una selección de documentos que dan testimonio fiel de las ideas que se rebelaron durante el movimiento revolucionario de 1910 en Morelos, encabezado por Emiliano Zapata. Es resultado de los trabajos de investigación llevados a cabo en la Dirección de Estudios Históricos, del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Tiene, además, el carácter de una rica sinfonía de voces de quienes intervinieron en ese movimiento. 
Los documentos provienen de todos los principales repositorios zapatistas, como son los archivos del Cuartel General y los de los destacados jefes Genovevo de la O y Jenaro Amezcua. 
En conjunto, esta antología presenta lo que podría denominarse la evolución del proyecto zapatista, entre 1911 y 1920, reflejando sus aspiraciones para la sociedad morelense, en particular, y sus anhelos en general para el país. En lo particular, muestra el nutrido y complejo programa de gobierno zapatista, con información de la administración militar y civil, así como de los temas económicos, sociales y culturales.

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A 100 años. Iconografía de Emiliano Zapata, textos introductorios de Felipe Ávila, Édgar Castro Zapata, John Womack Jr. y Adolfo Gilly (Rafael Hernández Ángeles, selección de imágenes). Coedición INEHRM-Fundación Zapata y los Herederos de la Revolución, A. C.

Emiliano Zapata Salazar, el Caudillo del Sur, el símbolo del agrarismo mexicano, es un personaje universal, cuya figura ha trascendido las fronteras nacionales convirtiéndose en quien mejor representa la lucha por la tierra, la justicia, la libertad y la dignidad de los campesinos. Es uno de los héroes mexicanos más representados por la plástica mexicana. Su figura de charro y de revolucionario ha sido plasmada en la pintura, en la escultura, en grabados y en estatuas que rinden merecido homenaje a su legado para la revolución social de México, tanto la que ha tenido ya lugar como la que está todavía por hacerse. Zapata, al igual que Villa, ha sido rescatado por el movimiento popular, sobre todo por los estudiantes a partir de 1968, y ha sido usado también como estandarte por muchos de los movimientos campesinos, obreros, magisteriales, estudiantiles y populares independientes del Estado desde entonces.
Zapata es, además, uno de los personajes más fotografiados e icónicos de la Revolución Mexicana. Tal vez la fotografía más conocida y reproducida de ella sea la famosa foto en donde Villa y Zapata aparecen juntos en el despacho presidencial del Palacio Nacional, fotografía que representa el cenit de la revolución popular que ambos caudillos encabezaron.
Esta iconografía de Emiliano Zapata es un homenaje al Caudillo del Sur realizada con motivo del Centenario de su asesinato. En ella se muestran algunas de las mejores fotografías del líder suriano, de su entorno, de sus compañeros y familiares y de los homenajes en su honor, unas muy conocidas, otras menos, así como fotografías inéditas que forman parte del archivo familiar de Édgar Castro Zapata, bisnieto del general.

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El Plan de Ayala, edición facsimilar transcrita al español, textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., Coedición INEHRM-FCE.
 

Para entender el zapatismo y su influencia en la historia social del México contemporáneo es necesario partir del Plan de Ayala, que es, sin lugar a dudas, el escrito básico y clave para explicar el movimiento suriano. A través de él, el zapatismo definió su identidad y el cuerpo de ideas centrales que constituirían el eje de su programa y de su actividad durante los siguientes años. Como texto fundador del zapatismo, el Plan de Ayala constituye un documento acabado, original, que representa la culminación ideológica y política de lo que había sido la experiencia de los zapatistas, desde el comienzo de su insurrección contra Díaz, hasta la ruptura con Madero.
Felipe Ávila

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Plan xi Ayala, el Plan de Ayala en mixteco. Coedición INEHRM-FCE- INALI-Segob. 
Edición facsimilar del Plan de Ayala con textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., traducción al mixteco de Lorenzo Hernández Ocampo.  

Ña kunda inindo zapatismo te ña ni kidaxi noo historia Inko’yo ña ku vichi, inkomi nakusa’ando Plan xi Ayala, kuachi nduxi ña ni kuyukon ña xika te kaston’oxi sa’a movimiento suriano. Sa’a yo’o, zapatismo ni kida definir identidadxixi te ña ni nakani inixi kundú programa te ña kidaxi kuia vaxika.  Ña ni kadava’a zapatismo, Plan xi Ayala ndu in tutu ni kuyukon gua’a, di’naxi, kidaxi representar ña nakani inina te noo política ña ni kida na’i zapatista, dokonde ta ni ndanchitona noo Diaz, te nde ta ni tandetan’a xi Madero. 
Felipe Ávila

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U belbesajil Ayala, el Plan de Ayala en maya. Coedición INEHRM-FCE- INALI-Segob. 
Edición facsimilar del Plan de Ayala con textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., traducción al maya de Wildernain Villegas.  

Utia’al ak na’atik le zapatismóo’ yéetel bix u táakpajal tu k’aylajil u múuch’ wíiniilo’ob le México ti’ le k’iino’oba’ ka’anan ak káajal yéetel u Belbesajil Ayala, jach le ti’ u noj ts’íibil utia’al u ts’o’olol le peksajil meenta’ab noojolil. Yéetel letie’ zapatismoe’ tu jets’aj u bix u yóol beeyxan le muuch’ tukulo’ob ku meentiko’ob u nu’ukil yéetel u meyaj ti’ le ja’abo’ob ku taalo’obo’. Je’ebix le ts’íib meent u síijil zapatismoe’, u Belbesajil Ayalae’ junp’éel ts’íibil ju’un ts’o’oksa’an, síijnal, ku ye’esik u yi’ijil u tuukulil yéetel u tuukul meyajil jo’olpóopil le ba’alo’on tu maansajo’ob tu kuxtalo’ob le zapatistaso’obo’, líik’ul ka’aj kaaj u ba’atelo’ob yéetel J-Diaz tak ka’aj ts’íikinajo’ob yéetel J-Madero.
Felipe Ávila

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Wa ima Plan de Ayala, el Plan de Ayala en totonaco. Coedición INEHRM-FCE- INALI-Segob. 
Edición facsimilar del Plan de Ayala con textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., traducción al totonaco de Manuel Sainos.

Lakampi tlan nataakgatakgsa tu xlitakgatsankgamakgolh lizapatistas chu lantla makgtanulh xtalakapastaknikan akxni tu lanit kkimpulatamankán, xlakaskinka pulana naakgatakgsaw Plan de Ayala, wa ima kapsnat lulitakgatakgsa tuxpalakata makgampakikgonit xtakgatsankgatkan tixalak kgalhú, wachá lizapatistas. Antá ima kkapsnat talhkatawalanit xtalakaspastaknikán lizapatistas chu paks wantu xlitakgatsankgamakgolh chu tu tlawakgolh lata minchitá kilhtamakú. Lakum wa lilakatsukulh xtakgatsankgatkán lizapatistas, wa ima Plan de Ayala lu aktanks makgalhsputukanit, nitu amaktam tuxtachaná’, chu antá laktanuma talakapastakni tu litakgatsankgakgolh lizapatistas, lata tilakatsukulh xtakgatsankgatkán akxní tsukukgolh talatlawakhoy Francisco I. Madero, hasta akxní xaxlipan talamakgsitsikgolh. 
Felipe Ávila

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Pláni Ayali, el Plan de Ayala en tarahumara. Coedición INEHRM-FCE- INALI-Segob. 
Edición facsimilar del Plan de Ayala con textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., traducción al tarahumara de Martín Chávez Ramírez.  
 

Nápi rigá ga’lá inámipo échi zapatismo gíte a’li kípu aníala napawítola je’ná mésiko jípuala ‘á bela chotása re Pláni Ayáli jónisa, nápi jú, ké namúti ékila rihpíka, échi né bachá osiwá a’li né ga’lá ruyelí échi wihtú re’leni nokelíwala. Échi gíte, échi zapatísimi ‘á machiráli né bi’nówaga a’li échi bachá ‘natáala nápi gaenáma né nasípala porokiráma a’li kípu nokiwá aminána bamí nirá. Nápi rigá né bachá osísali zapatísimi nirá, échi Pláni Ayáli ‘á gayéni bilé kuménti né ga’lá cho suwábirame, ‘á machíriga cho, nápi tamíwi échi kuwaní ‘nátali a’li polítiki nápi rigá niíle échi machiwáala zapatísti. ‘á chótaga cho kú a’wíria saeráka ma Rías ‘á kasináwaga cho Maréri yúa.
Felipe Ávila

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Li plan de Ayalae, el Plan de Ayala en tsotsil. Coedición INEHRM-FCE- INALI-Segob. 
Edición facsimilar del Plan de Ayala con textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., traducción al tsotsil de Ruperta Bautista.  

Yu’un xka’ibetik xcholovil smelolal li zapatismo xchi’uk li yich’el te muk’ te komon poko’ lo’il ta slumal México tanae, sk’an ta sjlikestik tal ta Plan de Ayala, yu’un, a’o li, muk’ta ts’ib xchi’uk sna’obil xcholel smelolal li stijel k’op ta spat k’ak’al osiletike. A’ te smelolal o li’e, li zapatismoe stsak batel sbe xchi’uk xchap batel snopbenal k’ux-elan stsatsub batel yip li yabtelik te sjelavel a’biletike. K’uchal slikebal sts’ib zapatismo, li Plan de Ayalae lek sts’ibabil, muyuk o yan ech, a’o te chak’sba iluk smuk’ul xchapanel snopbenal yu’unik  xchi’uk sva’lej skuxlejal li zapatistaetik, k’alal slikesik tal k’op te stojol Díaz, k’alal to ta sp’evel sbaik te stojol Madero.
Felipe Ávila

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Ayalata bo’otekil, el Plan de Ayala en yaqui. Coedición INEHRM-FCE- INALI-Segob. 
Edición facsimilar del Plan de Ayala con textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., traducción al yaqui de Alejandro Bacasegua Jiménez.  

Zapatijmo teamta mammatte betchi’ibo into jaisa nok jikkajiawak che’a batnaataka jum Mejiko ian weeriapo beja Ayalata Bo’otekilet te naateneekai, junaa beja, into kaa aet ji’opnekai, inie ji’ojteit naawak into a kialaik surianom weelita mammattei tejwa betchi’ibo. Aet luula, ju zapatijmo beja au biteiyawamta boo’o makak into bem jikapaa eiyaim takaa boojajariata into bem tekilta boo’ota maksime an jume wasuktiam chukula weenemmechi. Zapatijmota ke’esam ji’ojtei benasia, Ayalata Plan beja jio’jtei chupiasi ya’ari, junali, poliitikata into jikapaa eiyita batweria zapatijtam betana, Maderotamak emo am su’utojao tajtia.
Felipe Ávila

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Ayala jënmä’äny, el Plan de Ayala en mixe. Coedición INEHRM-FCE- INALI-Segob. 
Edición facsimilar del Plan de Ayala con textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., traducción al mixe de Elena Aguilar
 

Pën nmëtookukyä’nyë’n yë zapatismo jëts xë’n ojts ja Nëwemp jujky’äjtë’n men pat tsyämë’n taktëkatsy, kuwän ku yë Ayala Jënmä’äny nkäjpxë’n, yë’ te’n ka’pxy tnëkäjxp xë’n ja zapatistas ojts jyënmaaty ku te’n ja tujn tmëpëtë’ëkt. Jajp nekyotp ja zapatistas ojts tjä’äty tii te’n jyënmaatyëp jëts tii tunk te’n ojts taktu’uyo’oty may jëmëjt. Yä’ät neky Ayala Jënmä’äny ojts te’n ja zapatistas taktunkpäätt, jantsy ka’pxy yë neky, jantsy jemy ijty ja jënmä’äny te’ep jajp yakkäjpxp, jajp te’n ja zapatistas tnëkäjpxt xë’n te’n jyënmaaty tam te’n ja Porfirio Díaz ojts tnëpëtë’ëktë’n konëm ja Madero ojts mëët nyaky’änpëjkënyët.
Felipe Ávila

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Nopa Ayala Tekichiwalli, el Plan de Ayala en nawatl. Coedición INEHRM-FCE- INALI-Segob. 
Edición facsimilar del Plan de Ayala con textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., traducción al nawatl de Victoriano de la Cruz Cruz.  

Tikkwamachilis nopa zapatismo iwan kenihki mochihki ipan nochi wahkapanemilistli tlen Mexihko tlen naman tlawel moneki ma tikixmatikan nopa Ayala Tekichiwalli, inon, melawak, se amatl tlen tlawel moneki ma tikmatikan iwan tlapowalistli tlen panok ipan nopa kwalantli tlen siwatlapan. Ihkinon, nopa zapatismo kipankixtihki inintlahnamikilis iwan ininnemilis tlen kwalnemilistli tlen panoskiah inintekitsin iwan tlen kichihkeh teipan xiwitl. Ken nopa amapowalistli tlen zapatismo, nopa Ayala Tekichiwalli inin se tlamantli kwalli tlantok, yektlalistli iwan tlen kipankixtia nopa inintlahnamikilis tlen zapatistas tlakameh, ipewayan nopa tlawilantli tlen Díaz, iwan keman moxelohki iwan mokwalankixtihki nopa Madero. 
Felipe Ávila

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Dxa Guendariní’ xpiaani’ sica ni chagaca’ caa lu gui’chi’ xti’ Ayala, el Plan de Ayala en zapoteco. Coedición INEHRM-FCE- INALI-Segob. 
Edición facsimilar del Plan de Ayala con textos introductorios de Felipe Ávila Espinosa y John Womack Jr., traducción al zapoteco de Feliciano Carrasco.  
 

Ti ganda guienenu guendaguca’ xtica’ binni biasané guiiba’ riní’ xpiaanica’ sica Zapata ne guenda gandaguchaani lu diidxa’ bizaaca lu guendaruni xti’ binni xti’ México ni nuu yanna caquiiñe’ guzulú   Guendariní’ xpiaani’ sica ni chigaca’ caa lu gui’chi’ xti’ Ayala, ni nacani, gacani dxandí’ diidxa’ bicaacabe zaniru risaca, ne laani guiquiiñecabe ti ganda güicabe guendaguca’ nizá neza guete’. Ne guendaguca’ xtica’ binni biasané guiiba’ gulaquixtini neza guleni nera dagulisaa ca diidxa’ guní’ xpiaanicabe ni risaca, ni chigusaacabe guinaze chaahui’ ca diidxa’ maca nexhe’ chaahui gaca’ ne dxa xquendaraca xti’ bia’ guindaa ca iza zeedaca’. Sica ca diidxa’ guzániru gucuaa guendaguca’ xtica’ binni biasané guiiba’, dxa Guendariní’ xpiaani’ sica ni chigaca’ caa lu gui’chi’ xti’ Ayala, nacani ti gui’chi’ ma biluxe gucuaa chaahuini’, guzániru, ni ruzuguaa runi ni biaana guni’ xpiaanicabe ne ni napaxiné ne ca guendaruni xaíque guidxi, ni guca’ ni bizaaca ne ca binni biasané guiiba’ riní’ xpiaanica’ sica Zapata, dera bizulú lu guenda biasanécabe guiiba’ luguiá’ Díaz, dera gulaanebe Madero.
Felipe Ávila

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Cómo fue el ataque a Zacatecas, Federico Cervantes. 

Federico Cervantes Muñoz Cano nació en Oaxaca en 1883. Fue estudiante del Colegio Militar de Chapultepec, en donde se tituló de ingeniero. Por acuerdo de Porfirio Díaz fue enviado a Francia para estudiar “cuestiones de aeronáutica”. En 1912 regresó a México con el fin de participar en las acciones contra la rebelión orozquista, pero Felipe Ángeles, recién nombrado por Francisco I. Madero director del Colegio Militar —en cuyas aulas Cervantes conoció a Ángeles en 1904 y fue su discípulo en el área de matemáticas—, lo retuvo a su lado en esa institución. Luego, a instancias de éste, Madero decidió enviar nuevamente a Cervantes a París, a la Escuela Superior de Aeronáutica, con el compromiso de que, a su regreso, estableciera una escuela de aviación en nuestro país; pero el asesinato del presidente Madero y la incorporación de su exprofesor a la lucha revolucionaria contra Huerta determinaron otro derrotero para Federico Cervantes, quien solicitó su baja del ejército debido a que sus convicciones eran “antagónicas de la existencia y de los procedimientos” del régimen huertista, y en diciembre de 1913 regresó de París para unirse a la Revolución al lado del exdirector del Colegio Militar. Ya en las filas de la División del Norte estuvo en los inicios del uso de aeroplanos por este cuerpo de ejército. 
Federico Cervantes fue representante personal de Felipe Ángeles ante la Soberana Convención Nacional Revolucionaria que se reunió en Aguascalientes. Ascendió a general de brigada bajo el gobierno de la Convención, y fue ministro de Comunicaciones en el gobierno convencionista provisional del Francisco Lagos Cházaro. A la derrota de la Convención, logró llegar a la frontera y refugiarse en Estados Unidos, donde se encontró nuevamente con Felipe Ángeles, a quien trató de convencer de no volver a internarse en México, sin lograrlo. Tras el fusilamiento de este general en Chihuahua, en 1919, Cervantes vivió desterrado en Estados Unidos hasta la caída de Carranza en 1920, cuando regresó al país. 
Dada su cercanía y estimación hacia quien fuera su maestro y superior, Federico Cervantes se dedicó a escribir la biografía más extensa y completa que se haya publicado en el siglo xx sobre Felipe Ángeles, editándola a partir de 1942 en diversas ocasiones, la mayoría de ellas con fondos propios. Murió en la Ciudad de México en 1966.

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La batalla de Zacatecas, Felipe Ángeles.

El general Felipe Ángeles vio en la de Zacatecas una acción de armas que se desarrolló como había aprendido que debían ser las batallas. Su regocijo —además de la victoria— se explica por la idea, generalizada entre los militares de profesión, de que la batalla es el acontecimiento por excelencia de la guerra, cuyo desenlace puede definir todo el conflicto. Desde la perspectiva de Ángeles, la batalla de Zacatecas fue decisiva.
[…] ¡qué corrección y qué armonía en la colocación de la infantería y la artillería! La artillería obrando en masas y con el casi exclusivo objeto de batir y neutralizar las tropas de la posición que deseaba conquistar la infantería […].
Y sobre esta concepción teórica, que resumía en grandes lineamientos la batalla, veía yo acumularse los episodios que más gratamente me impresionaron: la precisión de las fases; el ímpetu del ataque; el huracán de acero y plomo […].
El texto que aquí presentamos son los apuntes que el general Ángeles hizo en su diario personal en torno a la preparación, el desarrollo y las consecuencias de la histórica batalla de Zacatecas, entre el 17 de junio y el 8 de julio de 1914.

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Felipe Ángeles en la Revolución. Biografía (1869-1919), Federico Cervantes.

Felipe de Jesús Ángeles Ramírez nació el 13 de junio de 1868 en Zacualtipán, Hidalgo. En la casa familiar tuvo un ejemplo permanente de rectitud y patriotismo, pues su padre fue un hombre con ideas liberales que luchó contra las intervenciones de Estados Unidos (1846-1848) y Francia (1862-1867). El joven Felipe Ángeles se formó como cadete en el Colegio Militar de Chapultepec, destacando particularmente en matemáticas; de ahí egresó en 1892, iniciando una carrera sobresaliente por sus conocimientos técnicos.
Al inicio de la Revolución, el oficial Ángeles se encontraba en Francia y, al llamado de Francisco I. Madero, regresó al país para tomar la dirección del Colegio Militar. Durante el agitado gobierno maderista a causa de las intrigas de las facciones porfiristas y las rebeliones de las fuerzas revolucionarias, el general Felipe Ángeles fue comisionado para enfrentar a los zapatistas, campaña que lo cambió radicalmente, ubicándolo en el bando por el que lucharía el resto de su vida. 
Luego de los eventos de la Decena Trágica fue exiliado a París, de donde más tarde volvió para incorporarse al constitucionalismo. En la División del Norte, comandada por Francisco Villa, el general Felipe Ángeles puso en práctica todos sus conocimientos militares. El genio intuitivo de Villa y la capacidad militar de Ángeles propiciaron la victoria en batallas que definieron el triunfo constitucionalista ante los federales huertistas: Torreón y Zacatecas. La relación entre Villa y Ángeles definió en gran medida la imagen que de la División del Norte y del villismo se tiene hasta la fecha.

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Proceso de muerte del sr. Gral. Felipe Ángeles, Gómez Peña. 

En palabras de los autores de este libro, C. Gómez Peña y Benjamín Herrera Vargas, ningún acontecimiento de los últimos años de la Revolución Mexicana conmovió tanto a la nación como el fusilamiento del general Felipe Ángeles. Antiguo director del Colegio Militar de Chapultepec, Ángeles fue hombre leal a Francisco I. Madero y, ante la usurpación de Huerta, se afilió a las fuerzas constitucionalistas encabezadas por Carranza; en ellas se integró a la División del Norte dirigida por Francisco Villa. 
Ángeles y Villa formaron una de las mancuernas más célebres del movimiento revolucionario. Bajo sus órdenes se lograron victorias cuyos ecos aún perduran tras las batallas de Torreón y Zacatecas. Al triunfo del constitucionalismo Villa y Ángeles se separaron y este último se exilió con su familia en Estados Unidos. Su último retorno a México perseguía el propósito de contribuir a la pacificación del país; sin embargo, eran muchos los interesados en erradicar todo pensamiento y acción contrarios a las decisiones del entonces Jefe del Ejecutivo, Venustiano Carranza. La traición desempeñó un papel central en la aprehensión del general Ángeles, quien fue capturado en su último refugio: una cueva en la Sierra Nonoava en Chihuahua. Luego de ser capturado, fue conducido a un cuartel de la capital de ese estado, donde fue sentenciado a muerte y fusilado el 26 de noviembre de 1919.
Al escribir esta obra, los autores mencionados siguieron la intención de “referir tan sólo los hechos, tomando los datos de fuentes oficiales” —periódicos de Chihuahua así como testimonios de algunos testigos presenciales—, para con ello informar a los mexicanos de los acontecimientos que rodearon el Proceso de muerte del sr. gral. Felipe Ángeles.

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General Felipe Ángeles, Hechos reales de la Revolución, t. VIII, Alberto Calzadíaz Barrera. 

Aclara Alberto Calzadíaz, autor del presente libro, que estas memorias son hechos reales de la Revolución narrados por jefes y oficiales que no deben ser olvidados. Entre ellos Miguel Alessio Robles, Carlos N. Durazo, Jesús Arias Sánchez y varios más referidos por el general de brigada Enrique León Ruiz. A través de los testimonios de quienes conocieron al general Felipe Ángeles, Calzadíaz nos lleva de la mano para describir su carrera militar y su importante participación al lado de Francisco Villa. Cadete egresado del Colegio Militar, Ángeles fue comisionado en varias ocasiones al extranjero; maderista al inicio de la Revolución estuvo luego bajo las órdenes de Venustiano Carranza, quien le ordenó presentarse ante Villa para colaborar en las campañas de la División del Norte.
Felipe Ángeles se convirtió así en compañero y consejero del Centauro del Norte; hombre íntegro y honorable siempre expuso sus opiniones, aunque fueran contrarias a las de éste. Su participación en las batallas de Trinidad, Aguascalientes y Zacatecas dejó huella indeleble en el villismo. Por testimonio de León Ruiz sabemos de la opinión de Villa sobre Ángeles, expresada al psicólogo norteamericano Frazier Hunt durante una entrevista:
Usted, señor Hunt, ha tenido palabras de mucho elogio para la División del Norte. Pues bien, todo el éxito se lo debí a él, Felipe Ángeles. Organizó los batallones, los regimientos, las divisiones, la artillería, y el cuerpo del servicio sanitario. Los cuerpos de zapadores. Comunicaciones. Un hombre muy educado, instruido en la ciencia de la guerra. Todo se lo debí al general Ángeles. Una gloria de mi raza. Eso fue Felipe Ángeles. Un hombre muy bueno a quien debo gran parte de mis conocimientos militares. Valiente, honrado, de buen corazón. Un hombre a quien yo quise mucho…

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México-Tlaxcalantongo, Francisco L. Urquizo. (Edición facsimilar + álbum de fotos)

El general revolucionario y escritor Francisco L. Urquizo, que combatió en las filas del constitucionalismo, fue testigo directo de los últimos días del presidente Venustiano Carranza. Lo acompañó hasta Tlaxcalantongo, donde el Primer Jefe fue abatido por quienes se alzaron en armas en la rebelión de Agua Prieta.
Con pluma magistral, narra en el presente volumen los trágicos acontecimientos, entre ataques de tropas sublevadas, que superaban en número a los leales al presidente, deserciones y otras vicisitudes, frente a las cuales Carranza responde siempre con fortaleza y valentía.
El INEHRM reedita la versión facsimilar de México-Tlaxcalantongo de Francisco L. Urquizo, fuente primaria fundamental para conocer el fin del gobierno y de la vida del gran estadista mexicano Venustiano Carranza. A esta edición hemos agregado una secuencia de imágenes —que a modo de álbum fotográfico— permiten conocer al lector, el que fuese último viaje del Varón de Cuatro Ciénegas.

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Origen del Ejército Constitucionalista, Francisco L. Urquizo. (Edición facsimilar)

Francisco L. Urquizo es, sin lugar a dudas, uno de los personajes que más ha contribuido a que las generaciones posteriores a aquella que hizo la Revolución Mexicana hayan podido aproximarse a ese magno acontecimiento y entenderlo a través de su magistral pluma. Los escritos de Urquizo, en los cuales rescata sus vivencias como participante de la gesta revolucionaria y donde ofrece retratos e imágenes memorables de los sucesos, se han convertido en una de las mejores descripciones para la comprensión de un evento tan vasto y complejo como la Revolución. Por eso, su obra es una referencia obligada para todo aquel que quiera conocer lo que significó ese gran cataclismo social que transformó para siempre a nuestro país.
El INEHRM presenta ahora nuevamente la edición facsimilar de su obra Origen del ejército constitucionalista, conferencia que Urquizo dictó el 22 de febrero de 1963, cuando se cumplieron los primeros diez lustros del Ejército Mexicano, y que el INEHRM editó en 1964 para conmemorar a su vez el cincuentenario de la firma de los Tratados de Teoloyucan, 13 de agosto de 1914. Ahora el motivo de esta nueva edición es la conmemoración de los 100 años del fallecimiento de Venustiano Carranza. 

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Carranza. El hombre. El político. El patriota, Francisco L. Urquizo. (Edición facsimilar)

El presente libro, el general Urquizo lo inicia con la exposición de Carranza, el hombre: sus orígenes, su vida en familia. En los siguientes capítulos avanza conforme al título: Carranza, el político; y Carranza, el patriota. En estos apartados describe el camino del Varón de Cuatro Ciénegas en la política, desde su elección como presidente municipal de Cuatro Ciénegas y posteriormente como gobernador de Coahuila. Su participación en la Revolución apoyando a Madero y como al asesinato de éste, encabeza el movimiento constitucionalista que finalmente lo llevará a la Presidencia del país. Describe la esencia de la Doctrina Carranza que en materia de relaciones internacionales, tenía como eje el respeto de la autodeterminación de los pueblos y la no intervención como el acatamiento a la soberanía, las leyes, las instituciones y las formas de gobierno. Al final de esta obra, Urquizo describe el último episodio de la vida de Carranza: Tlaxcalantongo. El libro incluye la transcripción de la autopsia del cadáver de Carranza y busca así desmentir la versión que sostenía un posible suicidio. 
Francisco Luis Urquizo Benavides nació el 27 de julio de 1891 en San Pedro de las Colonias, Coahuila. En 1911 se integró al maderismo y escaló rapidamente al grado de capitan primero del ejército maderista. Después de la Decena Trágica, Urquizo se incorporó al constitucionalismo y fue siempre leal y cercano a Venustiano Carranza. A su muerte fue parte del grupo de generales carrancistas exiliados del país, tiempo que aprovechó para iniciar una prolífica carrera literaria, lo que le mereció además ser considerado uno de los principales autores de la novela de la Revolución. Regresó a México en 1934, ejerció diversas actividades para el gobierno federal y dedicó sus últimos años, entre muchos más proyectos para salvaguardar la historia de la Revolución, a la creación del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Méxicana, el INEHRM.
 

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La herencia de Carranza, Luis Cabrera. (Edición facsimilar)

Luis Cabrera fue uno de los intelectuales más brillantes de la Revolución Mexicana y una de las personas más cercanas a Venustiano Carranza. En La herencia de Carranza, el abogado poblano hace la semblanza del Primer Jefe de la revolución constitucionalista. Con la buena prosa que lo caracterizó, narra sus impresiones sobre quien conoció como como pocos.
Cabrera fue uno de los pocos hombres que permanecieron fieles a Carranza y que lo acompañó en su última travesía, escribe su libro a sólo tres semanas de su muerte. Estas páginas son las más emotivas, en ellas el autor narra los últimos días del presidente, en su intento por llegar a Veracruz, después de que la mayor parte del Ejército se le rebelara. En su testimonio, el autor combate la hipótesis de que Carranza se hubiera suicidado. Califica a su derrocamiento de cuartelazo. Luis Cabrera concluye que Carranza legó a México una nueva carta magna, una hacienda pública sana y un nuevo ejército.
En el marco de las actividades conmemorativas por el Centenario de la muerte de Venustiano Carranza, reeditamos La herencia de Carranza de Luis Cabrera, obra indispensable para conocer la vida y la obra de quien hizo posible la promulgación de la constitución social más avanzada de su época.

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La Ciudad de México durante la revolución constitucionalista, Francisco Ramírez Plancarte. (Edición facsimilar)

Francisco Ramírez Plancarte fue miembro de los batallones rojos que apoyaron al constitucionalismo en la guarnición capitalina. Vivió las ocupaciones de la ciudad de 1914 a 1915, cuando constitucionalistas y convencionistas se disputaron su control. Empezó a publicar sus vivencias en El Universal Gráfico, y en 1932 terminó de escribir La Ciudad de México durante la revolución constitucionalista, que publicó por sus propios medios en 1940 y después en la editorial Botas en 1941.
El autor narra en forma pormenorizada y crítica los principales acontecimientos vividos por la población capitalina entre 1914 y 1915. La obra inicia con la descripción de la situación que vivió la capital del país después de la Decena Trágica y del asesinato de Francisco I. Madero. Las reacciones que hubo entre la población al llamado de Carranza para desconocer y derrocar a Victoriano Huerta, y la inclinación de la sociedad  hacia los revolucionarios. 
Describe el arribo del ejército de Obregón a la Ciudad de México el 15 de agosto de 1914, y la entrada triunfal de Carranza ese mismo año. Reseña como la capital fue motivo de disputa entre las distintas facciones revolucionarias y refiere la entrada de las fuerzas zapatistas y el arribo de los villistas. Relata también como en enero de 1915, ante el rompimiento de la Convención de Aguascalientes, la ciudad se convirtió en un campo de batalla con la especulación de víveres, el cambio de moneda de acuerdo con la fuerza ocupante, y como la imposición de préstamos y la inseguridad se incrementaron. A la recuperación de la ciudad por parte de Obregón y su ejército, éste intenta imponer orden y aliviar el hambre de la población, aunque a su salida para continuar en campaña hizo zozobrar el proyecto. Será hasta la llegada de Pablo González en agosto de 1915, que el gobierno constitucionalista comenzó la reconstrucción de la ciudad.

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A 100 años. Iconografía de Venustiano Carranza, textos introductorios de Felipe Ávila, Javier Villarreal y Javier Garciadiego, selección de imágenes Rafael Hernández Ángeles.
 

El 21 de mayo de 2020 se cumplen 100 años de la muerte del presidente Venustiano Carranza, un mexicano excepcional, quien fue asesinado ese día, en 1920, por una rebelión militar en Tlaxcalantongo, Puebla. Venustiano Carranza es uno de los personajes más importantes no sólo de la Revolución Mexicana, sino de toda la historia nacional, sin el cual no es posible entender el México que hoy tenemos. Carranza fue uno de los arquitectos de las instituciones y del orden jurídico sobre los que se construyó el Estado mexicano del siglo xx. Su principal legado, sin duda, fue haber convocado al Congreso Constituyente que elaboró la Constitución Política más avanzada de su tiempo, la primera en incorporar los derechos sociales. como garantías constitucionales, una Constitución que fue modelo para muchos otros países y que es todavía, a pesar de todas las reformas y contrarreformas que han tratado de revertir su esencia social, democrática y libertaria, la Constitución que hoy nos rige.

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Don Adolfo dice cómo cayó Cantú. Entrevista de José C. Valadés a Adolfo de la Huerta.

En 1927, José C. Valadés viajó a Estados Unidos y se dedicó a recoger testimonios entre los revolucionarios exiliados en aquel país. En entregas semanales para los periódicos La Opinión y La Prensa, esas conversaciones fueron publicadas en Los Ángeles y San Antonio, entre 1927 y 1941.
Realizó magníficas entrevistas en las que dio foro a las voces de los protagonistas fundamentales de la década de 1920, dominada por Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Los textos de Valadés están apoyados en fuentes primarias inaccesibles e inéditas en los años en que los dio a conocer y en ellos puede “escucharse” a los actores principales como Adolfo de la Huerta, Miguel Alessio Robles, Aurelio Manrique, José María Maytorena y Jorge Prieto Laurens. 
El presente texto forma parte del volumen vi del compendio de su trabajo rubricado con el título La Revolución y los revolucionarios, y que el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), publicó a partir de 2001. Es la entrevista que hizo a don Adolfo de la Huerta, con motivo de la reincorporación a la República Mexicana del Distrito Norte del territorio de la Baja California.

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El ejido de Yucatán. Discursos, Lázaro Cárdenas.

El problema agrario de Yucatán ha sido minuciosamente estudiado en sus aspectos complementarios de organización, de crédito, de industrialización, de comunicaciones, de mercado, de educación y de salubridad, y se ha elaborado ya el programa de conjuntos que va a llevarse a cabo desde luego tanto para satisfacer las necesidades de los pueblos como para evitar el descenso de la producción henequenera que se viene registrando a partir de 1916.
Planteada esta resolución irrevocable, salvadora para Yucatán y de estricta justicia, hoy, después de noventa años de iniciada la última tragedia de la raza maya, viene la Revolución a entregar a los henequenales, una mínima compensación de la sangre derramada en sus luchas por la tierra que tantas víctimas ha causado en las comunidades indígenas: Para asegurar el éxito del movimiento agrario de Yucatán: es necesario contar con la cooperación decidida y enérgica de ustedes, las organizaciones obreras, magisteriales y la juventud revolucionaria, respaldando el programa de la revolución, de la revolución de hoy, que reconoce como primera obligación, la reivindicación integral de nuestras razas indígenas; obligación a la que estoy seguro no permanecerán ustedes indiferentes en esta vez. Por lo tanto, el primer acto de ustedes es ir a los campos de cultivo a decirles a sus hermanos los peones acasillados que tengan fe en si mismos; que no se dejen engañar más; que la revolución viene a cumplir el sagrado deber que tiene con la gente del campo y que ha llegado la hora de su liberación definitiva que lo hará salir de la ignorancia.
Discurso del C. Presidente de la República,
Lázaro Cárdenas del Río
Mérida, Yucatán, el 3 de agosto de 193

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Mi actuación revolucionaria en Yucatán, Salvador Alvarado.

Salvador Alvarado fue uno de los ideólogos y generales más destacados de la Revolución Mexicana. De ideas socialistas, en su gobierno en Yucatán realizó una profunda transformación política, económica y social, que refiere en Mi actuación revolucionaria en Yucatán. Texto que escribió para defenderse de los ataques de sus enemigos: 
Encontré que la riqueza de aquel pueblo bueno y fuerte, hecho para mejores destinos, no tenía otro fundamento ni otro origen que el trabajo del indio. Sobre su miseria y sobre su ignorancia, que le convertían en máquina de labor, se habían levantado fabulosos capitales y se habían labrado fortunas de príncipes.
El servicio de las casas ricas y acomodadas se hacía por docenas de pobres mujeres, indias o mestizas, que vivían encerradas, trabajando incesantemente, sin más salario que el techo, la ropa y la comida.
No podía pasar adelante la obra de la Revolución sin detenerse a libertar a todas estas infelices.
Con el profundo sentido ético que le caracterizó, su gobierno fue un ejemplo de administración pública honrada al servicio del pueblo, con una irrestricta aplicación de la justicia.
El Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México se congratula en publicar esta obra de Salvador Alvarado, uno de los grandes estadistas de la Revolución Mexicana.
 

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Carta al pueblo de Yucatán y mi sueño, Salvador Alvarado.

Salvador Alvarado nació en Culiacán, Sinaloa. Entusiasta del pensamiento liberal, del anarquista, y más tarde del socialismo, tuvo una destacada participación en la Revolución. Al producirse la ruptura entre las corrientes revolucionarias, Alvarado se mantuvo dentro de las filas constitucionalistas, y para 1915 se desempeñó como gobernador y comandante militar de Yucatán, en donde llevó a cabo una de las más importantes transformaciones económicas, políticas y sociales de la Revolución Mexicana: reordenó la producción y comercialización del henequén, principal producto de la península. Para ello promovió la organización de los trabajadores y peones rurales, estableció juntas de conciliación y arbitraje. Además, dio gran impulso a la instrucción pública al establecer escuelas de orientación pedagógica racionalista y más de 600 escuelas rurales. Colaboró con la lucha por la emancipación femenina al convocar al Primer Congreso Feminista nacional. Sus experiencias y propuestas para Yucatán las expresó en sus textos Carta al pueblo de Yucatán y Mi sueño, de 1916.

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El problema de México, Salvador Alvarado.

¿En qué consiste, que a pesar de haber triunfando tantos movimientos revolucionarios no se haya encontrado la fórmula que satisfaga las aspiraciones de la mayoría del país y haga imposibles nuevos trastornos?
Tan someramente como me sea posible, voy a describir algunas de las condiciones de mi país y a mencionar algunas medidas para ponerles remedio, a fin de que esta crítica no se circunscriba al campo especulativo ni tenga carácter destructivo.
Deseo advertir que no soy un ciego adorador de las instituciones y las leyes. Sé cuán poco influyen en la marcha de las sociedades cuando no son la expresión de sus necesidades ni de las del alma de su raza. Pero en el caso de México, creo que el estado de la opinión y el progreso político que hemos logrado reclaman ciertas modificaciones en nuestra organización política y administrativa, para que ayuden al libre desarrollo de las fuerzas económicas y sociales, que están pugnando por remover las montañas de obstáculos que en su camino han arrojado 400 años de tinieblas, de opresión y de servidumbre y los efectos funestísimos de una formación y de una educación comunistas.
Salvador Alvarado, 1919.

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La Internacional Comunista en México: los primeros tropiezos. Documentos 1919-1922, Daniela Spenser y Rina Ortiz. (Edición revisada y actualizada por las autoras)

Este libro recorre los primeros años en los que, bajo la influencia y orientación de la Internacional Comunista con sede en Moscú, se intentó constituir un partido y un movimiento comunista en México. El periodo estudiado, de 1919 a 1922, se caracterizó por la ola revolucionaria en Europa que los bolcheviques esperaban crecería; contrario a lo esperado hubo un reflujo en la movilización de las clases subalternas así como de la perspectiva de la conflagración mundial ante un futuro incierto.
A diferencia de la Rusia Soviética, en México la revolución no fue un acto fundacional del Estado-nación, aunque representó un parteaguas en la trayectoria de la relación entre el Estado y la sociedad. Cuando la Revolución Bolchevique estalló, en 1917, en México los obreros y artesanos tenían ya varias generaciones de experiencia en la lucha de los oprimidos contra los opresores, en la solidaridad de clase, en la organización de huelgas, ganadas y perdidas. Hacía décadas que debatían cómo terminar la explotación de los trabajadores y practicaban la solidaridad internacional en sus lugares de trabajo.
Los documentos provienen principalmente de los archivos soviéticos, cuya apertura al público en los años noventa del siglo xx sigue invitando a sus lectores a repensar el comunismo en México y en América Latina a la luz de esas fuentes.
 

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El sur de México, José Miguel Covarrubias Duclaud (edición facsimilar)

Miguel Covarrubias (1904-1957) nació en la Ciudad de México. Caricaturista, ilustrador y etnólogo. Diseñador de escenografías para teatro, escribió e ilustró un gran número de obras sobre el arte y la vida de los pueblos indígenas mexicanos. Fue también docente en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y director de la Escuela de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Desde muy joven destacó como ilustrador y ya a los 18 años preparó las ilustraciones que acompañaron el manual de dibujo publicado por la SEP en 1923; también durante ese año emigró a Nueva York donde trabajó en la Agregaduría Cultural del consulado mexicano. Gustoso de la vida cosmopolita, apasionado por el jazz participó como dibujante en las revistas Vanity Fair, Fortune y The New Yorker. A inicios de los años 30 obtuvó la beca Guggenheim que lo llevó a estudiar el arte de oriente y para ello radicó unos meses en la isla de Bali, Indonesia. En 1937 publicó el libro La Isla de Bali, obra que lo perpetuó en el arte y que marcó los estudios que en adelante realizaría sobres los pueblos originarios y sus costumbres. Coleccionista de textiles, cerámicas y todo tipo de objetos artísticos, a su regreso a México frecuentó el círculo de intelectuales que propugnaban por el nacionalismo en el arte. A partir de entonces se concentró en las manifestaciones culturales de las comunidades indígenas y de las civilizaciones prehispánicas de México. 
En 1946 publicó en Nueva York el libro Mexico South. The Isthmus of Tehuantepec, que el Instituto Nacional Indigenísta editó en español en 1980. La versión que ahora presentamos es el facsimilar de ésa y que el INEHRM sacó a la luz en 2004. En esta obra Covarrubias logró un valioso estudio antropológico e histórico de las comunidades indígenas del istmo mexicano, analiza y describe aspectos como el canto, la magia, la religión, el matrimonio, la muerte, la belleza racial y todo tipo de expresiones artísiticas y arquitectónicas.
 

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Oaxaca y Puebla Ilustrado, John Reginald, Southworth (edición facsimilar)

“Oaxaca y Puebla Ilustrados” es el quinto libro de las series que tratan de los recursos de los Estados Unidos Mexicanos, habiendo sido precedido éste por “Sonora Ilustrado”, “Sinaloa Ilustrado”, “Bajo California Ilustrado” y “Veracruz Ilustrado”.
Debido a la identidad de intereses entre los estados de Oaxaca y Puebla y estando estos ligados por el Ferrocarril Mexicano del Sur pareció más conveniente publicar los volúmenes en uno sólo.
Los recursos de Oaxaca y Puebla son capaces de gran desarrollo; esto es cierto sobre todo respecto de la agricultura y la minería. Los capitales nacionales y extranjeros pueden tener empleo permanente y lucrativo explotando enérgicamente las grandes riquezas que se encuentran en las montañas, aguas, terrenos y maderas preciosas de estos estados fértiles e históricos.
Con estos párrafos el publicista norteamericano John Reginald Southworth, abre el volumen dedicado a Oaxaca y Puebla (que editó en 1901), dentro la serie de obras para destacar las condiciones políticas, sociales, culturales y de inversión económica de varios estados de la República Mexicana. La edición bilingüe se ilustró con fotografías y está acompañada de anuncios publicitarios. Pocos datos biográficos se tienen de Southworth, lo que puede aventurarse sobre su trabajo como publicista es que colaboró con la política porfirista que buscaba inversiones extranjeras en México, la información contenida en su obra hace énfasis en los recursos naturales, la industria, la minería y el comercio.
 

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Historia de la Revolución Mexicana en Oaxaca, Francisco Ramírez Alfonso (edición facsimilar)
 

Alfonso Francisco Ramírez (1896-1979) nació en Teposcolula, Oaxaca. Abogado, diplomático, orador, ensayista y poeta. Además, fue diputado federal y magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Perteneció a la Sociedad de Geografía y Estadística y a la Academia Mexicana de la Historia. 
 “El Estado de Oaxaca siempre se ha singularizado por su inquebrantable y entusiasta adhesión a los ideales de independencia y libertad, y a los principios en que descansa la dignidad humana. En todos los grandes movimientos nacionales en defensa de nuestra soberanía y audodeterminación, ha estado presente desde el primer momento, contribuyendo generosamente con la sangre y el pensamiento de sus hijos, al triunfo de las causas nobles”. Con estas palabras da inicio el autor al presente volumen en el cual resume la participación de Oaxaca en las distintas etapas de la historia de México. Durante la revolución, por ejemplo, analiza cómo Oaxaca permaneció enfrascada en una lucha de facciones por el poder político estatal. El libro, además, incluye documentos hasta ese momento inéditos sobre el periodo revolucionario en Oaxaca.

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Memorias de don Adolfo de la Huerta. Según su propio dictado, Roberto Guzmán Esparza, transcripción y comentarios.

A los 70 años de edad, Adolfo de la Huerta se dio a la tarea de evocar su pasado en largas charlas con su amigo y otrora secretario Roberto Guzmán, un tiempo que ineludiblemente hilaba el gran acontecimiento con el que nuestro país recibió el siglo xx: la Revolución Mexicana. Nacido en Guaymas, Sonora, De la Huerta vivió en un ambiente convulsionado, agreste, en un México de manifiestos, acuerdos y tratados que servían para llegar al poder, para lograr un pacto o una traición. El objetivo original de ese ejercicio de memoria era dar su propia versión sobre hechos en los que participó públicamente, en especial de aquellos de los que fue protagonista. El señor De la Huerta quería “aclarar”, dice su secretario, por qué “los hombres que han ocupado puestos públicos dejan una huella histórica que precisa limpiar de deformaciones debidas a errores o enconos”.
Diputado, gobernador, cónsul, secretario de Estado, presidente de la República; De la Huerta fue parte importante del engranaje revolucionario, sin duda. Sus memorias, transcritas y comentadas por quien lo acompañó en el exilio y en los momentos más candentes de su carrera política, es el testamento de viva voz del hombre que, junto con los generales Obregón y Calles, formó la poderosa alianza política y militar que gobernó al país durante los años veinte.

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Personajes, cuestión agraria y Revolución Mexicana, Mónica Blanco y Esperanza Fujigaki, coordinadoras (edición facsimilar)

El tema dominante que permea gran parte de los trabajos reunidos en este libro es el de las vicisitudes de la cuestión agraria entre 1910 y 1940, es decir, durante la etapa armada de la Revolución mexicana y las dos décadas siguientes, desde la perspectiva de los autores que reflexionaron sobre la misma, así como sobre los proyectos y las políticas económicas tendientes a modificar la esctructura agraria del país. En la historiografía de la Revolución Mexicana, los aspectos que se refieren a la reforma agraria cardenista y a la creación del ejido ocupan un lugar preponderante. Menos conocidas son las propuestas alternativas de modificación de la tenencia de la tierra que se desarrollaron en el periodo de 1910 a 1930. Por lo tanto, esta antología constituye una contribución al conocimiento de un tema central:  el análisis de esos planteamientos alternos sobre la custión agraria en México.
La presente edición en formato electrónico es la versión facsimilar del libro editado en 2004 por el INEHRM, y que a su vez deriva de las ponencias presentadas en el foro “Personajes, cuestión agraria y Revolución mexicana”, efectuado en julio de 2002. El conjunto de los textos reunidos es también producto del trabajo de investigación “Revolución mexicana: personajes y procesos agrarios en el norte y centro del país”, que se desarrolló en el área de Historia Económica de México de la División de Estudios Profesionales de la Facultad de Economía de la UNAM.

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Cartas al presidente Cárdenas, Isidro Fabela (edición facsimilar)

A fines de 1936 y por encargo del presidente Lázaro Cárdenas, el General Manuel Ávila Camacho, Secretario de la Defensa Nacional, ofreció a Isidro Fabela el puesto de Delegado Permanente de México en Ginebra. Días después a esa entrevista Fabela fue llamado a Palacio Nacional:
Yo no tenía el honor de conocer personalmente a don Lázaro Cárdenas. Su presencia me impresionó vivamente: tenía la severa dignidad del cargo; en su gesto y en sus palabras aparecía lo que era, el Presidente de la nación mexicana... Me escuchó con atención; su mirada clara y penetrante y su serenidad impasible denotaban que tenía esta considerable cualidad del buen estadista: sabía escuchar y sabía también auscultar el espíritu de su interlocutor.
Antes de despedirme del señor Gral. Cárdenas le pregunté si me autorizaba para escribirle directamente, a fin de darle a conocer el desarrollo de los acontecimientos internacionales cada día más graves en Europa, así como mis puntos de vista respecto a los problemas que se presentaran en la Sociedad de las Naciones.
El señor Presidente me contestó que me autorizaba para ello, y que le sería grato recibir mis cartas; agregándome que él también, por su parte, me escribiría personalmente cuando así lo estimara oportuno para darme instrucciones específicas, independientemente de las que recibiría de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Es así como nace el libro que el lector tiene frente a sí, éste es la recopilación de 22 cartas que Isidro Fabela escribió al Presidente Lázaro Cárdenas mientras ocupaba el cargo de representante ante la Sociedad de las Naciones. Algunos de los temas son: la guerra en España; la invasión de Polonia por Alemania primero y por Rusia después; y todo lo relacionado con México y otros países latinoamericanos y la Sociedad de las Naciones.

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La reconstrucción de México. Salvador Alvarado, t. I (edición facsimilar)

Salvador Alvarado nació en Sinaloa (se desconoce la fecha precisa pero se ubica entre 1979 y 1880), y murió fusilado en el rancho de El Hormiguero, en 1924. Vivió su infancia en Pótam, Sonora, trabajaba junto a su padre en el comercio de las pieles, oficio que le llevó a la afición por la química. Fue un ávido lector y sus lecturas le formaron en un pensamiento de preocupación por sus semejantes y por la búsqueda de mejoras sociales. En 1906, Alvarado se trasladó a vivir a Cananea, lugar donde conoció de primera mano los acontecimientos que antecedieron a la revolución maderista, y se acercó a los postulados del Partido Liberal Mexicano de los Flores Magón. Años después, en desacuerdo con el radicalismo que mostraba esa asociación política, se acercó a Francisco I. Madero. Empezó a conspirar contra la dictadura de Díaz antes de 1910, por lo que tuvo que refugiarse en Estados Unidos ante la amenaza de ser detenido. Después del 20 de noviembre regresó a territorio mexicano e inició su carreta militar, al triunfo del maderismo, Alvarado permaneció al lado de los revolucionarios y con la experiencia que había adquirido en los campos de batalla, se enfrentó a los rebeldes orozquistas (1912). Tras la usurpación de Huerta y avecindado en territorio sonorense, se alió al constitucionalismo y ya con el grado de coronel, es nombrado Jefe de Operaciones en el centro del estado. Sus acciones merecieron el reconocimiento a sus capacidades organizativas, por lo que pronto fue ascendido a general. Posteriormente Carranza deposita su confianza en Alvarado, por lo que le encarga la organización del Cuerpo de Ejército del Sureste y es enviado a la península yucateca, donde pondrá en marcha sus propuestas, dejando una huella que todavía hoy perdura.

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La reconstrucción de México. Salvador Alvarado, t. II (edición facsimilar)
 

Al levantamiento en Yucatán de Abel Ortiz Argumedo, el general que depuso al gobernador carrancista Toribio de los Santos, Carranza designó a Salvador Alvarado comandante militar en ese estado para que recuperara la plaza y jefaturara el movimiento constitucionalista en Yucatán. La carrera política de Salvador Alvarado llegó a su cúspide cuando fue gobernador y comandante militar de Yucatán, de 1915 a enero de 1918. Fue entonces cuando se manifestó como un gran reformador social.
Sin duda, la labor revolucionaria de Salvador Alvarado encontró su crisol en la península de Yucatán. Ahí puso en marcha un amplio programa de reformas agrarias, laborales y educativas en favor de los campesinos, obreros y sectores populares que transformó la vida de los hombres y mujeres de Yucatán. En menos de tres años, entendió y cambio la situación política, económica y social de Yucatán, donde derrotó a la oligarquía, a la que él bautizó como la “casta divina”, restándole privilegios y modificando las relaciones comerciales con el exterior, estableciendo una nueva correspondencia de las fuerzas políticas y sociales, sentando las bases de una nueva organización social.
Como reorganizador de la sociedad yucateca, Alvarado fue modernizador y continuó el esfuerzo de Carranza de otorgar a los mexicanos nuevas leyes, que mejoraran sus condiciones de vida. Al asumir la gubernatura preconstitucional en 1915, puso en marcha su proyecto. Legisló y reglamentó en beneficio de los trabajadores, de la educación y de los derechos de las mujeres y los niños. Fue promotor del cooperativismo y del mutualismo obrero, fomentó el feminismo, la educación racionalista y el anticlericalismo.

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La reconstrucción de México. Salvador Alvarado, t. III (edición facsimilar)

En 1919 Salvador Alvarado se encontraba desencantado por el rumbo que había tomado la Revolución. Inconforme por la nominación de Manuel Bonilla como candidato a la presidencia de la República, tuvo que exiliarse ese mismo año. Desde su perspectiva, el camino estaba equivocado por la ambición de poder. Por ello escribió La Reconstrucción de México, obra editada en tres tomos, en la que expone sus ideas para transformar la situación del país, que él consideraba sumamente grave. En esa obra se recogen sus reflexiones sobre temas tan trascendentales como: la circulación de las riquezas nacionales, las problemáticas fiscal y financiera, el petróleo, la marina mercante, el contexto internacional y, en el ámbito social, la niñez, la educación pública, la mujer, la justicia, el ejército, el trabajo, la política tras la Revolución, además de la ciudad a la que consideraba “exponente de la civilización”.
Entre los principales desvíos que Alvarado percibía en torno a la Revolución Mexicana, se encontraba la acumulación de poder, casi absoluto, concentrada en la figura presidencial. Bajo esta perspectiva es que, poco a poco, se fue colocando en la oposición a Carranza, a quien llegó a considerar que traicionaba la causa revolucionaria. En ese tenor, fundó el periódico El Heraldo, en cuyas páginas se vertieron propuestas vanguardistas para esos años, como por ejemplo, la formación de un partido que unificara a los revolucionarios. Empero, tomó nuevamente las armas y se unió al grupo sonorense que enarboló el Plan de Agua Prieta, mediante el cual se derrocó a Carranza. Ocupó el puesto de Secretario de Hacienda durante el interinato de Adolfo de la Huerta, pero, en 1923, otra vez estará enfrentado al presidente, el general invicto de la Revolución, Álvaro Obregón. Ya retirado del ejército, su intención final de cambio lo condujo a apoyar la rebelión delahuertista, lo que ocasionó nuevamente su salida del país y a su regreso su muerte, fue fusilado el 9 de junio de 1924 bajo las balas obregonistas.

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Febrero de 1913, Martín Luis Guzmán. 
 

Martín Luis Guzmán reconstruye en estas páginas, paso a paso, y con lujo de detalles propios de la crónica periodística, la primera parte de uno de los episodios más tristes e indignantes de la historia de México en el siglo xx: la caída de Francisco I. Madero, líder de la Revolución de 1910 que derrotara con su llamado a la rebelión y carisma a una dictadura de más de tres décadas.
El escritor, periodista y diplomático mexicano (Chihuahua, 1887- Ciudad de México, 1977), que junto con Mariano Azuela es considerado máximo exponente de la llamada “Novela de la Revolución Mexicana”, describe los días que antecedieron a la traición de Victoriano Huerta, el general que desde las sombras, el alcoholismo y el resentimiento aprovechó la oportunidad que otros fueron fabricando, como el embajador de Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson; como los generales Bernardo Reyes y Manuel Mondragón, como Félix Diaz, sobrino del exdictador. A esa oportunidad abonó también, involuntariamente, el propio Francisco I. Madero.
Un coro de voces cuyos ecos recorren los pasillos de Palacio Nacional y las principales calles de lo que hoy conocemos como Centro Histórico de la Ciudad de México, o lugares antes lejanos como Tacubaya, Tlalpan y Lecumberri, ayuda a contar, desde la lealtad o la traición, lo que sucedió en Febrero de 1913.

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Lázaro Cárdenas: modelo y legado, t. I, varios autores. Ciclo de conferencias “Lázaro Cárdenas: modelo y legado”.

 

Entre el 18 y el 20 de junio de 2002 se llevó a cabo en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México el ciclo de conferencias Lázaro Cárdenas: Modelo y legado, con el objetivo de poner “el cardenismo sobre la mesa”. El foro permitió analizar, desde distintas perspectivas y con rigurosidad, la importancia histórica del general Lázaro Cárdenas y del cardenismo, así como la vigencia y continuidad de su proyecto.
Animados con un mismo espíritu reflexivo, para fomentar y divulgar la discusión histórica más allá de maniqueísmos y dogmatismos, el INEHRM convocó a un grupo de destacados académicos para conmemorar el nacimiento de Lázaro Cárdenas (ocurrido el 21 de mayo de 1895) y brindar, dentro del marco del foro, un homenaje al doctor Friedrich Katz (beneficiario de la política exterior cardenista) por sus aportaciones al conocimiento de la historia contemporánea de México y en particular por los veinte años de haberse publicado su obra La guerra secreta en México, pieza fundamental en la historiografía sobre nuestro país.
En el fondo, ambas conmemoraciones sirvieron de pretexto para analizar la figura de Lázaro Cárdenas y su periodo presidencial desde una mirada rigurosa en el análisis, a la vez que plural y actualizada, a partir de cuatro vertientes temáticas de gran interés: El modelo cardenista de gobierno, sus principales conflictos, las particularidades de la aplicación de su modelo en las regiones y su legado para el México contemporáneo.
Ahora, la edición en formato digital que el lector tienen ante sí, y que recupera la versión impresa de 2009, ve la luz bajo la celebración del 50 aniversario de la muerte del general Lázaro Cárdenas.
 

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Lázaro Cárdenas: modelo y legado, t. II, varios autores. Ciclo de conferencias “Lázaro Cárdenas: modelo y legado”.
 

Revolucionario, estadista y ex presidente. Comenzó su vida revolucionaria en 1913 dentro de las filas constitucionalistas, para combatir al régimen de Victoriano Huerta y, posteriormente, a la Convención. En 1920, secundó el Plan de Agua Prieta, movimiento que desconoció al presidente Venustiano Carranza. 
En septiembre de 1928 tomó posesión como gobernador de Michoacán, para separarse del cargo y presidir el Partido Nacional Revolucionario (pnr) en 1930. También se desempeñó como secretario de Gobernación en 1931 durante el régimen de Pascual Ortiz Rubio. El 1 de enero de 1933 fue nombrado secretario de Guerra y Marina, cargo que dejó en mayo de ese mismo año para buscar la presidencia de la nación y, más tarde, convertirse en Presidente de México a partir del 1 de diciembre de 1934. 
Su régimen se caracterizó por varias acciones, entre las que destacan: la expulsión del país de Plutarco Elías Calles, la creación de la Confederación Nacional Campesina y la Confederación de Trabajadores de México, y la reorganización del Partido de la Revolución Mexicana. En 1938 expropió los bienes de las compañías petroleras. Al término de su mandato, Cárdenas estuvo al mando de la región militar del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial, y fue también secretario de la Defensa Nacional. En la década de los sesenta participó en el Movimiento de Liberación Nacional. Murió en la Ciudad de México el 19 de octubre de 1970. Sus restos reposan en el Monumento a la Revolución.

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Lázaro Cárdenas: modelo y legado, t. III, varios autores. Ciclo de conferencias “Lázaro Cárdenas: modelo y legado”.
 

1º de diciembre de 1940. A las 12 horas puse en manos del general Manuel Ávila Camacho la banda presidencial. Terminó el periodo constitucional de mi gobierno y salgo satisfecho de haber concluido mi mandato. Me esforcé por servir a mi país y con mayor empeño al pueblo necesitado. Cancelé muchos privilegios y distribuí una buena parte de la riqueza que estaba en pocas manos.
Me retiro con un sincero deseo de que registre el mayor éxito la administración que hoy preside ya el señor general Manuel Ávila Camacho, con quien me siento solidarizado. Me hago el propósito de no leer en mucho tiempo periódicos que hablen de política. Considero tener la fuerza necesaria para no molestarme por ataques, pero es mejor dejar de leerlos. No cometeré error de contestar ataques de personas o de grupos que hayan o no estado en oposición a mi gobierno. Si mi administración tuvo actos que beneficiaron o perjudicaron al pueblo y al país, la Nación lo decidirá cuando se hayan serenado las pasiones de hoy. Si hubo errores, me sentiré satisfecho se corrijan en beneficio de la patria. Me retiro a trabajar alejado por completo de toda actividad política, estimando que así seré más útil a mi país. La fuerza política de que disfruté y las consideraciones que me guardó el pueblo, se debieron principalmente a la investidura legal que tuve como encargado del Poder Público, consideraciones éstas que le corresponden hoy al nuevo Presidente de la República, que es el legítimo representante del pueblo y único dirigente.
Lázaro Cárdenas, Apuntes, Tomo I. 1940.
 

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A 50 años. Lázaro Cárdenas, textos introductorios de Felipe Ávila, Carlos Martínez Assad, selección de imágenes Dulce Liliana Cruz River y Rafael Hernández Ángeles.
 

La biografía del revolucionario, del militar, del gober¬nante, del político, del negociador, del estadista Lázaro Cárdenas coincide con el itinerario de la Revolución Mexi¬cana y de la formación del Estado. Surgió a la vida política como militar, de la estirpe de los revolucionarios, hasta coin¬cidir con el proceso de institucionalización que él mismo impulsó. Su vida fue consecuente con sus principios y al¬canzó una coherencia difícil de encontrar en otros políticos mexicanos. Nació el 21 de mayo de 1895, cuando la dictadura de Porfirio Díaz cumplía los primeros 15 años, de los 30 que duró. Murió el 19 de octubre de 1970, cuando llegaba a su fin el periodo sexenal de Gustavo Díaz Ordaz.

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A 100 años de lucha popular. PCM historia gráfica 1919-1985, texto introductorio de Enrique Semo, selección de imágenes Rafael Hernández Ángeles.

En 2019 se conmemoraron los 100 años de la fundación del Partido Comunista Mexicano. La historia del México posrevolucionario, y particularmente la historia de las luchas populares de todo tipo: campesinas, obreras, inquilinarias, magisteriales, estudiantiles, no se puede explicar sin la participación del movimiento comunista en ellas. El comunismo, sobre todo después del triunfo de la revolución bolchevique, se convirtió en una alternativa para transformar el sistema social que oprimía a la mayor parte de los sectores populares en todos
los países y construir una sociedad nueva, sin explotación ni pobreza, más igualitaria y democrática. Después de 1917, el comunismo se extendió por el mundo. Los partidos comunistas se consolidaron y extendieron su influencia en los movimientos sindicales, campesinos y populares primero en Europa, más tarde en el resto de los continentes. Las y los militantes comunistas se convirtieron en los portavoces y organizadores de ese proyecto de transformación social que atrajo a miles de simpatizantes convencidos de que era posible realizar ese sueño de construir una sociedad más justa y equitativa.

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Poder regional y política nacional en México: el gobierno de Maximino Ávila Camacho en Puebla (1937-1941), Sergio Castrejón Valencia.
 

El presente trabajo recupera como preocupación investigativa la interrelación existente entre la historia nacional y la regional, centrándose en la figura de Maximino Ávila Camacho y su gestión como gobernador de Puebla, de febrero de 1937 a 1941. En consecuencia, el autor analiza a la administración maximinista y su interacción con el contexto político nacional, con el fin de ofrecer una interpretación de la relación múltiple y variada que se dio entre el poder regional-estatal de Maximino Ávila Camacho y buena parte del gobierno cardenista, así como con los inicios de la administración de su hermano, el también general Manuel Ávila Camacho.

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Héctor Victoria. Un ferrocarrilero yucateco en el Constituyente de 1917, Álvaro Matute. Coedición INEHRM-Museo de los Ferrocarrileros-Secretaría de Cultura Gobierno de la Ciudad de México.

Héctor Victoria nació el 19 de septiembre de 1886 en Conkal, Yucatán. Estudió el bachillerato en el Instituto Literario de Mérida y aprendió el oficio de mecánico ferrocarrilero. Formó parte de la Unión Obrera de Ferrocarrileros, misma que en 1911 detonó la primera huelga del gremio en Yucatán. Tras el triunfo de Carranza, participó en el primer Ayuntamiento nombrado en Mérida. Participó como representante obrero en el Congreso Constituyente de 1917, donde expuso sus opiniones sobre la redacción del artículo 123 en torno a, entre otros puntos, la regulación de la jornada máxima, el descanso semanario y el salario mínimo, la prohibición de trabajo nocturno a mujeres y niños, seguro e indemnización en caso de accidentes, así como la creación de tribunales de conciliación y arbitraje.
De sus inquietudes surgió una de las legislaciones más destacadas emanadas de la Revolución Mexicana: el Derecho Laboral. En 1918 fue electo diputado para el Congreso del estado de Yucatán y posteriormente consejero de Ferrocarriles Unidos de Yucatán. Murió el 31 de diciembre de 1926, a la edad de 40 años.
 

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Emiliano Zapata. El jefe revolucionario del sur, Laura Espejel.

Emiliano Zapata era un hombre de estatura mediana y piel quemada al sol. Usaba bigote grande; sus ojos eran oscuros y su mirada franca; le gustaba vestir de charro con galones bordados en el sombrero y adornos de plata en el pantalón. Su mayor orgullo era tener un buen caballo.
Se cuentan historias de que Zapata no ha muerto: “En las noches de luna se le puede ver en la montaña, cabalgando en su caballo blanco, como vigilando”. La verdad es que el general Emiliano Zapata murió en una emboscada el 10 de abril de 1919, y a pesar de los años transcurridos, su ejemplo sigue presente. Los campesinos están convencidos de que la tierra es suya, porque Zapata les dijo que:
“La tierra es de quien la trabaja”
 

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Salvador Alvarado, Aurora Cano Andaluz.

Salvador Alvarado fue uno de los ideólogos y generales más destacados de la Revolución Mexicana. En palabras de Antonio Mediz Bolio, “hizo la Revolución desde arriba” mientras gobernó Yucatán. Llevó a cabo reformas políticas, económicas y sociales que transformaron profundamente al estado.
El gobierno del general Alvarado en Yucatán significó, entre otras cosas: la lucha por el reconocimiento del trabajo y la justicia en los salarios; la dignificación de la mujer, pues realizó el 1er Congreso feminista; así como reformas educativas que le permitieron la fundación de modelos escolares nuevos, como la “Ciudad Escolar de las Mayas”, donde se impartía una educación amplia e integral. La presencia del general Alvarado en Yucatán fue un ejemplo para la administración pública.

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Leona Vicario, Angélica Noemí Juárez Pérez y Xavier Alexander Martínez Jarillo.

La bautizaron como María de la Soledad Leona Camila, pero siempre le llamaron Leona, que fue el nombre que en todo momento distinguió su carácter aventurero e independiente. Nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México, en el seno de una familia acomodada. 
Al estallar la Guerra de Independencia, formó parte del grupo secreto Los Guadalupes, que suministraba información, armas y recursos a los insurgentes. Como consecuencia de esto, Leona fue recluida en el Colegio de Belén y su fortuna resultó confiscada. Tras fugarse se sumó al ejército insurgente junto con quien después fue su esposo, Andrés Quintana Roo. 
Al consumarse la Independencia se retiró a la vida privada. Ante los intentos de algunos intelectuales por menoscabar su participación durante la guerra, se defendió en la prensa, reivindicando con lucidez inigualable el papel de las mujeres en la vida pública del país.
Sus últimos años los vivió feliz, con la satisfacción de haber participado en la Guerra de Independencia y haber estado presente en el momento en que su patria iniciaba una nueva época (septiembre de 1821) para buscar una vida mejor para todos, en la que niñas, niños, mujeres y hombres, tuvieran derecho a ser felices.
 

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Estate, Juana, Luis Aguilar.

Estate quieta, Juana.
Estoy segura de que esa fue la frase que más escuché desde mi infancia. Todos dijeron siempre que era yo muy inquieta. Y en la época que me tocó vivir, peor si eras mujer.
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A los tres años, Juana ya sabía leer y a los siete pedía que la enviaran a estudiar a la Universidad. Sor Juana leyó mucho durante toda su vida, tanto autores clásicos romanos y griegos, como españoles.
Decidió entrar al convento ante la negativa que sentía por el matrimonio y esperando así seguir con sus estudios y la escritura. Dentro de su espaciosa celda llegó a tener una biblioteca de más de cuatro mil volúmenes; instrumentos musicales, mapas y aparatos de medición. Tuvo conocimientos en astronomía, matemáticas, lengua, filosofía, mitología, historia, teología, música, pintura y cocina; esta última fue una de sus disciplinas favoritas.
Durante mucho tiempo, Sor Juana disfrutó de la independencia intelectual que le permtía la vida conventual, hasta que escribió una carta en la que criticaba el sermón de un influyente teólogo jesuita de la época. Esta crítica tuvo consecuencias muy duras para ella y fue obligada a deshacerse de su biblioteca, sus instrumentos musicales y matemáticos, y a dedicarse exclusivamente a las tareas del convento, como cualquier otra religiosa.
Sor Juana murió el 17 de abril de 1695, contagiada de la epidemia de tifoidea que azotó al convento de San Jerónimo, en la Ciudad de México.
 

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Lázaro Cárdenas. Un constructor del México actual, Carlos Martínez Assad.

Seguramente has escuchado hablar de Lázaro Cárdenas. En casi toda ciudad y poblado de México hay una calle, escuela o espacio público con su nombre. Esto es así porque se trata de un personaje que hizo cosas muy importantes para todos los mexicanos.
Lázaro Cárdenas nació en Jiquilpan, Michoacán, en 1895 (justo a la mitad del largo gobierno de Porfirio Díaz). A él y a sus siete hermanos, desde niños les gustaba escuchar a los amigos de su padre contar historias. Algunos de éstos habían peleado en guerras defendiendo a México, a otros simplemente les gustaba leer y contar acerca de lo que leían. Gracias a esa influencia, Lázaro, a lo largo de su vida, llevó un registro manuscrito de sus pensamientos y acciones. Aquel muchachito, que era el mayor de sus hermanos, no se equivocaba cuando un día anotó en su diario: “Creo que para algo nací”. 
En junio de 1913 (meses después de que Francisco I. Madero, presidente de México, fuera derrocado y asesinado), Lázaro tuvo contacto con los primeros revolucionarios que llegaron a su pueblo y, a los dieciocho años, se fue a pelear en la Revolución Mexicana. Al finalizar esta guerra, su interés por servir a la patria lo llevó hasta la presidencia de México. Como presidente logró cambios muy importantes para el país.
 

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Venustiano Carranza, Luis Barrón Córdova.

Venustiano Carranza fue el líder de la Revolución que acabó con la dictadura militar de Victoriano Huerta y reunió al Congreso que nos dio la Constitución que nos rige hasta la actualidad. Además, participó del movimiento encabezado por Francisco I. Madero contra el régimen de Porfirio Díaz. Fue presidente en el periodo más difícil de la historia de México en el siglo xx, logró mantener la neutralidad del país ante la Primera Guerra Mundial y nos legó la primera Constitución que garantizó los derechos sociales.

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Vicente Guerrero. Un hombre, una época y un país, David Guerrero Flores

A lo largo y ancho del país, el nombre de Vicente Guerrero figura en escuelas, hospitales, bibliotecas, centros culturales, plazas, pedestales con placas de bronce y estatuas, así como en jardines, mercados, avenidas, colonias y estaciones de transporte público. Su frase célebre, “La patria es primero”, quedó inscrita desde 1971 en las cámaras de Diputados y Senadores del Congreso de la Unión, en el edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en el Palacio Nacional, en la Ciudad de México.

¿Quién fue don Vicente y qué hizo para pasar a las páginas de nuestra historia? ¿Por qué recordarlo hoy, a doscientos años de los hechos en los que fue protagonista, junto con otros hombres y mujeres a quienes denominamos como héroes y heroínas de la Independencia nacional?

Si lo miramos con detenimiento, Vicente Guerrero fue un novohispano de ascendencia afroamericana, suriano, arriero de profesión, insurrecto, rebelde, jefe de hombres y mujeres, vencedor, indeclinable, líder popular, significante de la otredad, político que logró ascender a presidente de la República, admirado, denostado, traicionado, fusilado y reivindicado. Es un espejo de nuestro pasado. Lo recordamos hoy porque su vida es signo de una transformación profunda, de lo que histórica y unificadoramente se forjó como México.

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Leona Vicario. Heroína insurgente, Genaro García. (Edición facsimilar)

Desde el inicio de la lucha por la Independencia las mujeres colaboraron en distintas actividades, tales como correos, espías, conspiradoras, abastecedoras de recursos y soldados. Algunas fueron acusadas de infidencia por las autoridades realistas condenándolas a prisión, a muerte o a ser despojadas de sus propiedades. 
El gobierno federal declaró el 2020 “Año de Leona Vicario. Benemérita Madre de la Patria”, con la finalidad de reivindicar su participación, así como la de las mujeres que, como ella, fueron protagonistas de este proceso histórico.
Leona Vicario nació en 1789 en el seno de una familia acomodada de la Ciudad de México. Al estallar la guerra formó parte del grupo secreto Los Guadalupes, que suministró información, armas y recursos a los insurgentes. Como consecuencia de ello fue recluida en el Colegio de Belén y su fortuna fue confiscada. Tras fugarse se sumó al ejército insurgente junto a su esposo Andrés Quintana Roo. Colaboró en el periódico insurgente El Ilustrador Americano. Al consumarse la Independencia, se retiró a la vida privada. Ante los intentos por menoscabar su participación durante la guerra, se defendió en la prensa, reivindicando el papel de las mujeres en la vida pública. Leona Vicario murió en 1842, y fue la primera mujer en recibir un funeral de Estado.r
 

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Iconografía de Sor Juana Inés de la Cruz, Emilio Abreu Gómez. (Edición facsimilar)
 

Para Ermilo Abreu Gómez, la principal motivación para realizar este libro fue, primero, la de ordenar las noticias conocidas sobre Sor Juana, relacionando los datos que ofrecen diversos autores y poder así inferir la cronología de los princiales retratos. Además, lo impulsó la necesidad de añadir aportes documentales, datos biográficos y fechas de ejecución de las obras que aquí compiló. Su intención fue tratar de otorgar, de acuerdo con los hechos mismos y según la época a que pertenecen esos retratos, un posible sentido histórico impreso en las imágenes de Sor Juana Inés de la Cruz.

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Las mujeres en la Revolución Mexicana. Biografías de mujeres revolucionarias, Begoña Hernández y Lazo y Ricardo Rincón Huarota, coordinadores. (Edición facsimilar)

Dos mil mujeres llenan espacios con sus biografías en la páginas del Diccionario Histórico y Biográfico de la Revolución Mexicana, donde se recopilan los acontecimientos y luchas de la gesta revolucionaria iniciada en 1910 y de quienes en ella fueron protagonistas.
La vida y actuación de éstas dos mil mujeres, o quizá más de este número ya de por sí importante, se desarrolló en los ámbitos más variados, en una totalidad comprendida entre los últimos años del siglo xix y las dos primeras décadas del siglo xx y aún después, en el caso de las sobrevivientes que continuaron luchando por la causa en los terrenos ideológico, educativo, político y cultural. Desde 1887 actuaron como revolucionarias y patriotas en forma tal, que sin saberlo, sus vidas quedaron inscritas en las páginas de la historia.
Esta publicación también hace un merecido reconocimiento a todas aquellas mujeres que en el año de 1919 integraron el Consejo Feminista Mexicano, en su carácter de antecesoras indiscutibles de quienes, desde hace casi siete décadas, son parte fundamental del quehacer nacional.
 

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Campaña, agitación y clubes electorales: Organización y movilización del voto en el largo siglo XIX mexicano, Alicia Salmerón y Fausta Gantus. Coedición INEHRM-CIESAS.
 

Desde 1812, las elecciones celebradas en Nueva España y México partieron de un principio de sufragio amplio con pocos momentos de restricción legal del mismo, condición que obligaba a la organización y movilización del voto. Efectivamente, un electorado extendido no puede establecer una relación directa, personal, con quienes serán sus representantes. Por ello se requería de un movimiento de opinión que diera a conocer a los candidatos y orientara el voto; también era necesaria la movilización de redes sociales y políticas y, conforme se iban quebrando cacicazgos y otras formas de control popular tradicional, se hizo indispensable la acción de asociaciones, círculos políticos y partidos que hicieran posible que los ciudadanos convocados llegaran a las urnas y emitieran su voto el día de la elección. 
¿Quiénes y cómo organizaban las campañas electorales y movilizaban a los votantes en el largo siglo xix mexicano? ¿Cómo fue que los comicios de corte liberal, diseñados para elegir mediante sufragio popular a los gobernantes en el México independiente, hicieron suya la rica tradición electoral novohispana? ¿En qué consistían los rituales propios de las campañas electorales y cómo se fueron transformando a lo largo del siglo? ¿Qué lugar ocupaban los candidatos en las campañas electorales? ¿Cómo se movilizaba a los votantes? ¿Qué significado tenían dichas prácticas? Estas son algunas preguntas a las que se busca dar respuestas a lo largo de los doce capítulos que integran este volumen.
 

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El agrarismo radical en México. Una biografía política de Úrsulo Galván, Primo Tapia y José Guadalupe Rodríguez, Irving Reynoso. Coedición INEHRM-UAE Morelos.
 

Personajes como Úrsulo Galván, luchador social de Veracruz; Primo Tapia, líder campesino de Michoacán, y José Guadalupe Rodríguez Favela, agrarista de Durango, abanderaron en la década de 1920 las luchas campesinas con un programa agrario radical, que planteaba la autonomía del movimiento campesino frente al Estado, e incluso la necesidad de trascender el regionalismo y promover sus demandas en una organización campesina nacional. Este agrarismo, si bien puede considerarse heredero de las luchas de Villa y Zapata, hizo una crítica de las limitantes de sus antecesores, y planteó objetivos más radicales, acorde con la militancia anarquista, y luego comunista, de sus líderes, en una época en que los restos del zapatismo y del villismo estaban siendo cooptados por los gobiernos posrevolucionarios. En este trabajo presentamos una síntesis biográfico-política de dichos líderes campesinos.
 

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Vicente Guerrero, Perla Chinchilla y María Patricia Zamora

Si alguno de nuestros héroes nacionales puede ser considerado como representativo del cambio social que implicó el movimiento de la independencia (1810-1821), es Vicente Guerrero, pues nació en 1783 en el seno de una modesta familia de labradores y llegó a ocupar el cargo de presidente de la recién formada República Mexi¬cana en 1829.
Del mismo modo puede reconocerse como uno de los tantos ca¬sos, víctima de la injusticia y la violencia que se generaron en estos difíciles años de guerra y reacomodo económico, social y político, ya que Guerrero fue fusilado en Cuilapan el 14 de febrero de 1831.
El presente texto intenta explicar de manera breve cómo pudo llegar Vicente Guerrero en el curso de tan pocos años a tan brillante cargo y a tan trágico fin, analizando para ello algunos de sus datos biográficos en el marco de la Guerra de Independencia; guerra en donde fue de los pocos caudillos que vivió todos los años de la insurgencia, la consumación de la independencia y los primeros años del México independiente. 
 

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Francisco I. Madero, José Arellano Pérez. Serie biografías para niñas y niños
 

En junio de 1910, Madero pronunció un discurso contra el régimen de Díaz en la ciudad de San Luis Potosí. Además de la intensa campaña política que llevó a cabo, escribió un libro llamado La sucesión presidencial de 1910, donde señalaba los males que causaba el gobierno dictatorial y la falta de libertades democráticas.
Ayudado por sus amigos, Madero logró escapar y se dirigió hacia Estados Unidos. Sus ideas empezaron a circular bajo el nombre de “Plan de San Luis”. En este plan se declaraban nulas las elecciones de 1910 y se le daba a Madero el carácter de presidente provisional. Además, se convocaba al pueblo de México a rebelarse contra la dictadura el 20 de noviembre de 1910. El movimiento maderista fue haciéndose más grande y cobrando mayor impulso. Al poco tiempo, en los pueblos, en las ciudades, la gente se unió al movimiento de Madero, hasta convertirlo en una manifestación popular. 
En febrero de 1911 Francisco I. Madero cruzó la frontera para ponerse al frente del movimiento y para noviembre de ese mismo año, Madero tomó posesión de la presidencia con José María Pino Suárez como vicepresidente.
Este texto que tienes en tus manos es la biografía del hombre que logró ver en la democracia el verdadero valor de un pueblo.
 

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José Ma. Pino Suárez, Martha Poblett. Serie biografías para niñas y niños
 

Poco más de un año duró el gobierno dirigido por Madero y Pino Suárez. En ese periodo, aunque breve, ambos lograron cambios importantes para mejorar la situación de los obreros, campesinos, la clase media y de toda la población en su conjunto. A cada uno de estos sectores lo apoyaron según sus requerimientos. Asimismo, se enfrentaron a quienes no estuvieron de acuerdo con el régimen. Tanto, que no hubo un solo día de paz mientras Madero y Pino Suárez dirigieron el país.
Abogado, periodista y poeta, José María Pino Suárez (1869-1913) conoció a Francisco I. Madero en Progreso, Yucatán. Su periódico El Peninsular sirvió para difundir los ideales del cambio democrático. Cuando Porfirio Díaz renunció al poder, Pino Suárez fue nombrado gobernador interino de Yucatán y en 1911 fue electo vicepresidente de la República. La trayectoria política de José María Pino Suárez fue breve, pero se le recuerda por sus aportes al antirreeleccionismo en Yucatán y por la fortaleza con la que asumió su trágico destino al lado del presidente Francisco I. Madero con su asesinato en febrero de 1913. 
 

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José María Pino Suárez. Semblanza, Martha Poblett.
 

José María Pino Suárez, calificado por sus contemporáneos como un hombre sincero, altruista, honrado, leal y víctima de las circunstancias que le tocó vivir, ha sido tratado a través de la historia como la sombra del presidente Francisco I. Madero “martir de la democracia” y poco se ha analizado su labor, tanto intelectual como política, en la vida y desarrollo de nuestro país.
En esta semblanza de José María Pino Suárez se presentan, además de sus más importantes datos biográficos, una selección documental de cartas, manifiestos e informes que abarcan de 1909 a 1913, y un grupo de testimonios escritos por destacados intelectuales contemporáneos del prócer.
 

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Francisco I. Madero y la larga transición (ciudadanos, partidos y elecciones), Carlos Martínez Assad, et al.

Francisco Ignacio Madero enarboló un movimiento revolucionario indiscutible que llevó hacia el cambio político indispensable que necesitaba México. Fue un personaje que se propuso, sin duda, el logro de un ideal democrático moderno que, mediante procesos electorales, la acción de partidos políticos y la legalidad de la participación y representación, condujera a una transición que pasara del ideal a los hechos. No solamente se trataba del reemplazo de la clase política, como en un primer momento quedó establecido. Era indispensable un cambio radical, una transformación que modernizara políticamente al país y así sustituyera a un Estado, un gobierno, una clase política y los procedimientos legales y electorales que se encontraban desgastados, anquilosados y viejos; ya no respondían a las necesidades y realidades de la sociedad mexicana de inicios del siglo xx.
Madero y el maderismo encendieron la mecha, iluminaron el camino hacia una larga transición revolucionaria que muy pronto modificó el orden de cosas existentes, que transformó radicalmente al sistema político porfiriano y condujo al país a una gran revolución social, política, económica y cultural.
 

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Del Plan de Iguala a los Tratados de Córdoba, Perla Chinchilla

La consumación de la Independencia es un complejo hecho histórico que hay que comprender a la luz de todos los 11 años de lucha y no tomarlo como un fenómeno descoyunturado, obra de unos cuantos advenedizos que traicionaron el verdadero sentido de ésta. Si bien fue encabezada por los criollos letrados, al frente de los cuales se colocó Agustín de Iturbide, de alguna manera reflejó los intereses o por lo menos las ilusiones de una gran parte de la población, cansada de la lucha y miseria que había arrastrado la guerra. Es por ello que puede hablarse de un movimiento nacional cuyos objetivos principales eran: la independencia, la unión y la religión. Si bien no se trató de un movimiento de masas, como el de la primera fase de la Independencia, tampoco fue una contrarrevolución, como muchos autores han afirmado. Fue realmente la síntesis de un proceso muy complejo, mediante el cual los criollos llegaron a gobernar por primera vez en su historia su propio país. Fue su interpretación de las ideas liberales de la época, adecuándolas a la realidad sociopolítica que les rodeaba, en un país que después de 300 años dejaba de ser una dominación de ultramar.
    El 27 de septiembre de 1821 entró victorioso el Ejército Trigarante en la capital en medio de un júbilo y un regocijo sin precedentes en la historia del país. Todas las clases sociales entremezcladas se abrazaban, y se congratulaban de vivir en el país más rico del mundo y al que mejor futuro se le podía predecir. La agitada e inestable vida política y económica del siglo xix le mostraría, en breve, a la sociedad cuán difícil era la tarea que le esperaba.

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Flora y fauna mexicanas de los centenarios, Abisaí Josué García-Mendoza (coordinador), Elvia Esparza Alvarado (ilustración), Instituto de Biología unam, inehrm.

La presente publicación se une a las conmemoraciones de los Centenarios de México durante el 2010, año del Bicentenario del inicio de la Independencia Nacional, del Centenario del inicio de la Revolución Mexicana y del Centenario de la creación de la Universidad Nacional. Se hace mediante la selección de aquellas especies nativas de flora y fauna que naturalistas y biólogos de distintas épocas han dedicado a algunos de los protagonistas de nuestra historia patria.

Así, por medio de las especies de la flora y la fauna dedicadas a personajes históricos, se hace un recorrido por la historia de México. Inicia en la Independencia, con Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, Mariano Abasolo, José María Morelos, Mariano Matamoros, Leonardo y Miguel Bravo, Hermenegildo Galeana, Eugenio Montaño y Roldán, José Jiménez, Francisco Xavier Mina, Joaquín Leño y Lucas Alamán; continúa con la Reforma, Segundo Imperio y Porfiriato, con Benito Juárez, Melchor Ocampo, Maximiliano de Habsburgo, Ignacio Zaragoza, Porfirio Díaz y Matías Romero. Posteriormente, reúne a varias figuras de la Revolución y del México moderno, incluida la creación de la Universidad Nacional, como Emiliano Zapata, Álvaro Obregón, Lázaro Cárdenas, Justo Sierra, José Vasconcelos y Alfonso L. Herrera. También se presentan dos especies dedicadas a México a sabiendas de que el nombre del país se ha publicado en un número indeterminado de organismos. Finalmente, se concluye con las especies presentes en el Escudo Nacional impreso en la Bandera: el águila, la serpiente, el nopal, el laurel y el encino.

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Vicente Guerrero, de las montañas del sur a Palacio Nacional. 190 aniversario luctuoso

Una antología refiere a una colección de obras editadas en un solo volumen, en este caso, en el Instituto Nacional de Estudios Históricos para las Revoluciones, nos congratula presentar nuestra primera antología con una selección de textos para conmemorar el 190 aniversario luctuoso de Vicente Guerrero.

En esta obra Vicente Guerrero. De las montañas del sur a Palacio Nacional, ofrecemos textos tanto de liberales como de conservadores, de masones como de católicos, de elogiosos como de detractores, todo ello con el deseo de que nuestros lectores puedan conocer distintos aspectos de la vida y obra este gran personaje de nuestra historia. Este volumen permite disfrutar lo mismo a Carlos María de Bustamante, como a Lorenzo de Zavala. También presenta estudios de historiadores de los siglos xx al xxi, como lo fueron Juan B. Salazar y Antonio Magaña Esquivel y/o lo son María Dolores Ballesteros, Jesús Hernández Jaimes y Jesús Guzmán Urióstegui.

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Margarita Maza. La vida de una mexicana en su momento histórico, Raúl González Lezama.

La falta de fuentes nos impide trazar una semblanza biográfica completa de Margarita Maza, no obstante, podemos situar a este personaje en el contexto histórico en el que vivió. ¿Fue Margarita Maza una mujer promedio cuya personalidad es recordada el día de hoy por haber sido cónyuge de uno de los mexicanos más destacados del siglo xix? ¿Cuáles son los elementos que dan a esta mujer su carácter de excepcional?
Vivió solamente 44 años, pero éstos coincidieron con algunos de los momentos más álgidos de nuestra historia. La Guerra contra Estados Unidos, la Revolución de Ayutla, la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa y el Segundo Imperio.
A través de la vida de Margarita y sus contemporáneas es posible demostrar que las mexicanas del siglo xix tuvieron una participación mucho mayor de lo que creemos en la vida política, económica, social e incluso militar de su época.
Fueron ellas las que tuvieron que suplir en muchos casos los espacios vacantes en los obrajes, el comercio y el campo cuando los varones eran llevados a la guerra, así como atender los intereses familiares durante los destierros.

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